Luego de la extinción de finales del Pérmico que mató al 75% de la vida en tierra y más del 90% de la vida en el mar, los animales terrestres en el sur de África aprendieron a excavar. De hecho, esta conducta fue transmitida a sus descendientes posteriores los mamíferos. Esta región del mundo contiene muchos fósiles de madrigueras del Triásico temprano, pero rara vez se sabe quién era el dueño de dichas madrigueras, pues pocas veces se fosiliza dentro de su creación. Estos casos excepcionales son los que brindan información paleoecológica y paleobiológica importante.
Los sinápsidos del Pérmico (izquierda) rara vez construían madrigueras, luego del evento de extinción conocido como la gran muerte, los sinápsidos del Triásico (derecha) hicieron de esta práctica algo común. Ilustraciones de John Sibbick.
Las madrigueras son importantes para los animales que las construyen, proporcionan refugio cuando el clima es severo, proporcionan una temperatura y humedad constantes, resguardan los huevos y/o crías y sin embargo, no todos los animales pueden hacer una. Ya sea por limitaciones físicas o conductuales, sólo unos cuantos tienen en su plantilla genética la información para crear estos refugios. Y este es el caso de los animales del Triásico, se sabe que algunos cinodontos (reptiles avanzados similares a mamíferos) construían madrigueras, pero no se conoce a ningún anfibio temnospóndilo (anfibios antiguos de los cuales evolucionarían ulteriormente las ranas y salamandras) que fuera capaz de crear una madriguera.
Madrigueras complejas de cinodontos del Triásico medio. Ilustración tomada y modificada de Voigt et al. 2011 (Complex tetrapod burrows from Middle Triassic red beds of the Argana Basin (Western High Atlas, Morocco).
Este mes se publicó en la revista PLOS ONE un artículo que gracias al poderoso sincrotrón, describe una madriguera inusual de hace 250 Ma. No sólo conserva al dueño de la misma, un reptil cinodonto llamado Thrinaxodon liorhinus, sino que junto a él yace un adulto de anfibio temnospóndilo, un Broomistega putterilli. Este fósil es raro por varias razones: 1) es la pareja inusual más antigua del registro fósil, 2) los temnospóndilos no construían madrigueras por lo que este último entró a la del cinodonto, 3) por alguna razón el cinodonto le permitió entrar y permanecer en su madriguera, 4) el anfibio estaba herido severamente en las costillas y estas se comenzaban a curar y 5) el cinodonto parece que estaba estivando. Este último hecho es el que los paleontólogos suponen es la razón por la cual el cinodonto toleró al anfibio.
Imagen 3D generada a partir de escaneos de rayos X de Thrinaxodon liorhinus (abajo en color ladrillo) y Broomistega putterilli (arriba en color gris). Tomado de Fernández et al. 2011.
Esta interacción biológica es la primera y más antigua de su tipo y genera muchas preguntas interesantes, preguntas que esperemos algún día seamos capaces de responder.
FUENTE:
Fernandez, V., Abdala, F., Carlson, K. J., Rubidge, B. S., Yates, A., & Tafforeau, P. (2013). Synchrotron Reveals Early Triassic Odd Couple: Injured Amphibian and Aestivating Therapsid Share Burrow. PLOS ONE, 8(6), e64978.
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