Recién acaba de salir publicado un estudio en la revista PloSONE sobre el potencial de preservación de ADN en resina vegetal natural. Y desde luego, los medios de comunicación perdieron la cabeza y anuncian triunfantes que Jurassic Park es posible. Pero ¿Qué hay de cierto en esto?
Ámbar usado en joyería.
Bien, el estudio se titula "DNA from resin-embedded organisms: Past, present and future" (ADN de organismos atrapados en resina: pasado, presente y futuro". Y el trabajo suena muy bien, hasta que uno se percata del detalle de que todos los análisis de recuperación de ADN viable (es decir, legible) es precisamente de organismos en RESINA.
Resina vegetal moderna.
Y ¿Eso qué Palaeos? ¿Acaso los fósiles en ámbar no están en resina? Bueno, no. Esa es la cosa. La resina es el material NO fosilizado, el moderno vaya. Su forma compactada y más polimerizada (alterada químicamente de tal forma que se forman más enlaces químicos que en la resina original) es el copal. Y precisamente, estudios donde trataron de recuperar ADN de copal han demostrado que este nuevo polímero desnaturaliza el ADN, haciendo su extracción prácticamente imposible. En términos más prosaicos: ya no hay nada de ADN.
Copal sin pulir y listo para ser usado como incienso. Los mexicanos en día de muertos usamos copal con estos fines.
Ya habíamos escrito al respecto en el blog ¡en 2013! (clic aquí para ver la nota). Y es que, en aquel 2013 ya se había intentado extraer ADN de material no tan viejo (es del Holoceno, que fiasco) y no se tuvo éxito. Y este nuevo estudio (el del 2020) demuestra que sí se puede extraer y amplificar ADN de resina... Sí, pero en el paso siguiente el ADN quedará arruinado (y contaminado) y ni hablar de cuando se forme el ámbar. Pero procedamos mejor a contar que sí encontraron. Analizaron dos piezas de resina con insectos, unos escarabajos curculiónidos (conocidos con el nombre común de gorgojos). Estas piezas tenían una antigüedad de dos y seis años.
Muestras de resina de la planta Hymenaea verrucosa, recolectadas en Madagascar. El año indicado corresponde a la antigüedad de las piezas (los análisis se hicieron en 2019). Tomado de Peris et al. (2020).
De estas muestras lograron obtener una cantidad más o menos grande de ADN original. Pero cabe hacer notar que fue considerablemente menor a la cantidad de ADN extraído de escarabajos montados (esos que se ponen con alfileres y se guardan en colecciones entomológicas). Y si comparamos la resina de 2017 contra la de 2013, la cantidad obtenida en esta última es considerablemente menor.
Concentración de ADN obtenido de escarabajos montados (barra azul), la muestra de resina de 2017 y 2013 (naranja) y una muestra de resina conservada en cloroformo (morado). Tomado de Peris et al. (2020).
Esto no tiene tan buen aspecto como parece. Pues la cantidad de 2017 comparada con la de 2013 es ya un indicio que entre más vieja la resina, menos ADN se encontrará. Y pues, luego está el estudio del copal de 2013. Y es que, los autores son demasiado optimistas en sus conclusiones, pues dicen lo siguiente (traducido): Nuestro objetivo fue explorar los límites potenciales de la preservación de ADN en resinas y el desarrollar un protocolo estandarizado de extracción para estas muestras, que podría garantizar verificación de ADN fósil independiente y no ambigua, siguiendo los procedimientos de autenticación para la investigación de ADN, pero aplicados a muestras más modernas por el momento. O sea, tu objetivo es pintar una casa de bermellón pero apenas y miraste un catálogo de pinturas. Pero no todo es gris, no. Resulta que los autores de este estudio señalan que el método usado en 2013 y que obtuvo resultados negativos (bueno una secuencia muy pequeña) es probablemente un efecto de haber disuelto la pieza con cloroformo. Y su muestra de resina tratada con cloroformo demuestra que en efecto, este compuesto arruina el ADN.
¿Qué esperamos para el futuro? Que los autores analicen copal y posteriormente ámbar y que puedan encontrar ADN. Y es que, eso sería genial. Y no para pavadas de clonar dinosaurios, no. Lo interesante sería que el estudio del ADN preservado en ámbar puede responder muchas interrogantes evolutivas y dar mayor resolución a las filogenias (sobre todo de artrópodos). Y como científico, espero realmente estar 100% errado en mi pesimismo y que puedan encontrar ADN en futuras muestras.
Fuente:
Peris D, Janssen K, Barthel HJ, Bierbaum G, Delclòs X, Peñalver E, et al. (2020) DNA from resin-embedded organisms: Past, present and future. PLoS ONE 15(9): e0239521.