Extraído del Blog hermano Bios et al. (artículo escrito por Roberto Díaz Sibaja, autor de este Blog)
El presente “diálogo” fue extraído de un documento que se distribuye en la red para que los alumnos cuestionen a sus profesores ‘evolucionistas’ y puedan desestimar la evolución biológica como un hecho científico y optar por la pseudociencia del “diseño inteligente”. La finalidad de este análisis es que quienes tengan discusiones con personas de la corriente de pensamiento creacionista que hagan este tipo de cuestionamientos puedan objetar verazmente estos argumentos, pues en la mayoría de las ocasiones los debates se centran en puntos como los que mostraré a continuación; además, los “científicos" del ‘diseño inteligente’ han reutilizado estos argumentos para defender su propuesta anticientífica. Como motivo secundario presento esto debido a que muchos “evolucionistas”, estudiantes de ciencias biológicas, y –aún más importante-: la gente que no tiene formación científica, están aún confundidos con preguntas como estas y es mejor saber de qué va el asunto, que no saber nada y caer en supuestos engañosos y falaces. Examinemos con detenimiento las propuestas de este interesantísimo documento.
Profesor: Hay millones de especies fósiles. Esto prueba que ha tomado mucho tiempo para que se hayan generado.
Alumno: Pero profesor, se sabe que el 70% de esas llamadas “especies diferentes” han sido nombradas erróneamente no una, sino varias veces.
El alumno se refiere a las sinonimias asignadas a las distintas especies del registro fósil, lo que él no sabe es que aunque existen muchas sinonimias “fósiles”, así también las hay en las especies modernas y esto no prueba en lo absoluto que no se requiera tiempo para la generación de nuevas especies, es un argumento falaz que intenta distraernos del punto importante: las especies no se generan de la noche a la mañana –lo podemos ver en la actualidad pues no se han generado nuevas especies por montones-, la abundancia de especies en el registro fósil demuestra que la tierra debe de ser muy vieja. Aún si uno es defensor del equilibrio puntuado, la tierra no tendrá 6,000 años de edad –como lo proponen muchos creacionistas y proponentes del ‘diseño inteligente’-. Con respecto de las especies en el registro fósil, cada año se describen e identifican entre 100 y 200 especies nuevas. El número total de especies en el registro fósil es muy variable y se encuentra en constante cambio, por lo que es muy difícil estimarlo. Sin embargo, se han hecho estimaciones para saber cuántas especies han existido y un cálculo de 1956 nos coloca ese número entre 17 y 860 millones de especies y sin embargo, ¡estos estimados son conservadores! Decir que existen sinonimias y que por lo tanto esas especies no existieron equivale a decir que si una especie moderna tiene sinonimias es porque no existe. Por último cabe destacar que el argumento del profesor es falaz, porque la premisa “existen millones de especies fósiles” no es requisito para que se cumpla la conclusión “ha tomado mucho tiempo generarlas por evolución biológica (sea cual sea el mecanismo)”. Son dos hechos demostrables pero con una falta de coherencia lógica para que el último sea la conclusión del anterior, ojo: esto no invalida para nada el hecho de la evolución biológica, respaldado por montañas de evidencias de varios campos de la ciencia.
Profesor: Cada criatura evolucionó de algo y luego esta evolucionó en algo más.
Alumno: Pero profesor, ¿Qué hacemos con las especies que según el registro fósil nunca evolucionaron de nada ni en nada más? Eso incluye a todos los fósiles. Por ejemplo, el pulpo nunca evolucionó de nada ni a nada más, es el mismo tanto hoy como en el registro fósil.
Este argumento no solo es falso y falaz, sino que ningún profesor de biología evolutiva que se precie de ser instruido en la materia haría una predicción tan errada. Este punto trata de distraernos con una mentira. Se sabe que existen especies que no evolucionaron en nada más –callejones sin salida evolutivos, como comúnmente se conocen-, ejemplos de estos sobran en el registro fósil pero esto no invalida la evolución puesto que el principio de la evolución no es “todo debe evolucionar a algo”, el principio básico es que toda especie deriva de una anterior (¡la propuesta inversa!), esto lo podemos apreciar en cierto modo en el registro fósil pero NUNCA veremos una especie en el acto in fraganti de evolucionar, ya que –sin importar si se es gradualista (evolución lenta) o puntualista (evolución rápida)- los fósiles representan INDIVIDUOS y estos NO evolucionan, lo hacen las poblaciones. Este es uno de los errores más comunes, no solo por personas poco instruidas, sino además ¡por biólogos! Tenemos que saber que la evolución biológica se define como “proceso mediante el cual cambian las frecuencias génicas de la población de una especie”, por ello es falaz decir que no hemos visto especies evolucionando en el registro fósil. Consideremos a los organismos aludidos en el argumento: los pulpos (orden Octopoda); a principios de siglo XX estos moluscos no aparecían en el registro fósil (hoy conocemos varios ejemplos) y esto se debió a la falta de revisión concienzuda de los yacimientos fosilíferos de cuerpos blandos (laggerstatte), pues estos organismos “blanditos” raramente se fosilizan. Sin embargo, sabemos que los pulpos descienden de animales similares a calamares (lo sabemos no solo por anatomía comparada, sino por evidencia fósil), que vivieron durante el Carbonífero –la era de los pantanos-, estos animales los llamamos Belemnites y estos si poseían estructuras duras que permiten rastrear su evolución desde el Cámbrico inferior. El octópodo más antiguo conocido es Pohlsepia mazonensis de hace 296 millones de años, pero no representa lo más antiguo del linaje (mismo que conocemos por datos moleculares). Los creacionistas apuntan regularmente a estructuras blandas para que “fallemos” pero afortunadamente existen los lagerstätten (yacimientos de cuerpos blandos) y estos vienen a enseñarnos mucho más de lo que quisieran algunos. Finaliza el argumento diciendo que los pulpos fósiles son los mismos que los modernos y se refiere a que anatómicamente son idénticos; esto sin embargo es falso, pues existen fósiles con vestigios de la antiquísima concha interna que era característica de estos animales –hoy en día no hay pulpo que tenga estas estructuras-.
Figura 1. Styletoctopus annae, un pulpo con vestigios de concha interna (en la imagen abajo), correspondiente al Cretácico de hace 95 millones de años.
Profesor: Nosotros creemos en el uniformitarismo, que nos enseña que todo sucedió lenta y regularmente a lo largo de millones de años.
Alumno: Pero profesor, la mayoría de las formas de vida se originaron abruptamente, durante el Cámbrico, así como aquellas que aparecen en estratos superiores.
Primero que nada en ciencia no se ‘cree’, existen evidencias convincentes (desde este punto podemos descartar la idea de la ciencia como una religión donde se ‘debe’ creer, pues es falsa; el decir que la ciencia o el evolucionismo son una religión es falso). El uniformitarismo fue propuesto por el geólogo James Hutton en 1785 para explicar fenómenos geológicos, para Hutton –y para muchos más- era imposible que un muro que exhibía rocas sedimentarias de varias decenas de metros de altura se haya formado en menos de 6,000 años como lo indicaban las autoridades eclesiásticas de la época, el asunto es que para que se litifiquen (conviertan en roca) las capas de sedimento de tal grosor, debieron de haber pasado cientos de miles o incluso millones de años ¡y existían capas de sedimentos de mayores alturas! (esto implicaba una tierra mucho más vieja de lo que se pensaba y esto –según pensaban los evolucionistas- permitía la evolución de especies de las más simples a las más complejas dada la enormidad del tiempo geológico). Ahora bien, en evolución existen dos corrientes de pensamiento que explican el fenómeno de la especiación (generación de nuevas especies) en cuanto a la velocidad de la misma: el gradualismo y el puntualismo, el primero establece evolución lenta y gradual mientras que el segundo establece evolución en períodos de tiempo cortos, seguidos de largos períodos de estabilidad. Ninguno de estos mecanismos parece ser único y ambos parecen explicar en su conjunto lo que observamos en el registro fósil; de ahí que un evolucionista que se proclame uniformitarista debió de haber vivido a finales de siglo XIX o principios del XX pues entonces la geología y la biología no eran campos del conocimiento tan separados como hoy en día. Este argumento del uniformitarismo como ‘dogma de fe’ evolutivo no solo es falso, sino errado. Sigamos.
Figura 2. James Hutton, padre del uniformitarismo geológico.
Profesor: Las criaturas más complejas se encuentran en la cima de la columna geológica. Esto es debido a que la evolución gradualmente genera mayor complejidad.
Alumno: Pero profesor, las criaturas en el fondo de la columna –en el Cámbrico- son igualmente complejas en muchas formas que aquellas de niveles superiores.
Este argumento es falaz puesto que las criaturas en la base más inferior de la columna mundial completa –las bacterias- son igualmente complejas en muchas formas que las demás, de hecho TODO es en cierto grado tan complejo como lo demás. Ahora bien, estos personajes parecen ignorar el registro fósil ‘precámbrico’ donde no solo en la parte inferior vemos procariontes y en la superior eucariontes (lo que uno esperaría si la evolución fuera un hecho), sino que además en la parte terminal de este ‘precámbrico’ observamos a los primeros seres multicelulares del registro fósil –la biota Ediacarense- y estos al principio carecen de exoesqueletos rígidos, al final del Ediacarano aparecen formas con estas estructuras. Esto nos sugiere un aumento gradual de la complejidad biótica en el registro fósil, ejemplos como estos son abundantes y apabullantes, es un argumento falaz decir que no existe este fenómeno; sino ¿Por qué no vemos aves en el pérmico? ¿O animales terrestres en el cámbrico? ¿O mamíferos en el devónico? Etc.
Figura 3. Un ejemplo ‘burdo’ de complejidad creciente en el registro fósil. Ilustraciones de Kawasaki Satoshi, composición propia. Las especies no están a escala ni sus respectivos grupos taxonómicos son exactamente una forma de evolución lineal progresiva.
Profesor: No tenemos suficiente evidencia fósil. Si la tuviéramos, podríamos llenar todos los huecos.
Alumno: Pero profesor, tenemos cerca de 100 millones de fósiles bien catalogados, difícilmente podríamos encontrar algo más.
La premisa de que no disponemos de suficiente evidencia fósil es falsa, tenemos más que suficiente para validar la teoría de la evolución por medio de la observación del registro fósil. “Llenar todos los huecos” es algo prácticamente imposible porque no podremos descubrir fosilizadas a todas las especies que han existido. Sabemos que el registro fósil infraestima brutalmente la diversidad de la vida, ¿la razón? No todas las especies son candidatas a fosilizarse, pensemos en aquellas que viven lejos de ambientes de deposición (medios donde se forman las rocas sedimentarias y la mayoría de los fósiles) como los organismos que habitan las montañas o el dosel selvático ¿qué pasará con ellas si para comenzar no viven en un medio que permita su preservación en el registro fósil? ¿Qué podría pensar un “paleontólogo del futuro”? Sencillo, tal y como lo hacemos nosotros actualmente, infraestimará el número de especies que vivieron durante esta era. La segunda parte del argumento es ridícula, ¿tenemos 100 millones de fósiles? ¿De dónde obtuvieron esa cifra? ¿Consideran también los microfósiles como aquellos de las diatomeas, radiolarios, foraminíferos, cocolitofóridos o cada grano de polen? Si es así, el número podría elevarse a ¡varios billones, trillones o más! Aún si tuviéramos esa cantidad exorbitante de fósiles macroscópicos, no es lo mismo un fósil que una especie, esto es: podemos tener cientos de fósiles de la misma especie –y de hecho es lo que sucede en varios casos-, esto no tiene relevancia absoluta con lo completo o incompleto del registro fósil. Resulta curioso además, que algunos digan que el registro fósil es extenso en ciertas ocasiones –como esta- y en otras que es muy incompleto, pareciera que argumentan lo que les conviene cuando les conviene; como dice el dicho: “escoge las cerezas que te apetezcan”.
Figura 4. Fósiles microscópicos que bien pueden ser considerados en cifras de billones a trillones. A. Diatomeas, B. Radiolarios, C. Foraminíferos, D. Cocolitofóridos.
Profesor: Según nuestra teoría, la gente y los animales han vivido aquí por varios millones de años.
Alumno: Pero profesor, ¿por qué los registros históricos solo retroceden unos cuantos miles de años?
Este argumento es casi como una broma. La historia se define como “periodo histórico que transcurre desde la aparición de la escritura hasta la actualidad”. Dada la anterior definición, la historia comienza cuando el hombre inventa la escritura, hecho que tomó lugar 4,000 años antes del presente en Sumeria; esto produce que los registros históricos solo retrocedan ese tiempo. Sin embargo, los arqueólogos –científicos que estudian las sociedades y sus cambios antes o después del período histórico- reconocen que las primeras civilizaciones comenzaron muy tardíamente en la historia de nuestra especie, durante el Neolítico –entre hace 8 y 4 milenos atrás-. Pero con todo y esto podemos rastrear el origen del hombre (Homo sapiens) a hace por lo menos unos 200,000 años, esto supone un problema para nuestro profesor puesto que debería definir lo que significa para él “gente” cuando enuncia un argumento como el presentado. Si se refiere a la gente como a H. sapiens, entonces lo que dice es falso; por otro lado, si se refiere a gente como a cualquier especie del género Homo, entonces tiene parcialmente razón puesto que nuestro género existe desde hace 2.4 millones de años (aquí cabría a bien, especificar cuánto es ‘varios millones’). Por ello, podemos asegurar que este argumento es débil y que representa una retórica sin sentido.
Figura 5. Cronología de evolución humana donde se muestra el tiempo de origen del género Homo y de la especie H. sapiens.
Profesor: La vida evolucionó gradualmente de criaturas muy simples.
Alumno: Pero profesor, nosotros no tenemos criaturas simples en los estratos fósiles. Ellos simplemente no están ahí.
Aunque es contradictorio con el argumento esgrimido dos puntos atrás, este argumento es igualmente falso. Si por simple nos referimos a organismos unicelulares, estos están presentes en el registro fósil desde hace 3,400 millones de años, en forma de estromatolitos. Un estromatolito es un tipo especial de roca sedimentaria que se forma capa por capa durante períodos de tiempo relativamente largos por colonias de bacterias fotosintéticas y de otros tipos. Estas bacterias pueden apreciarse en los estromatolitos de Arqueano en abundancia y resulta curioso que solo esté desarrollado este tipo de vida procariótica; sin embargo, la vida eucariótica unicelular también está presente en el registro fósil. Existen evidencias de productos químicos de origen eucariótico de hace 2,700 millones de años sin embargo, la primer evidencia de fósiles eucarióticos es de hace 1,400Ma con unos organismos unicelulares desconocidos denominados acritarcos, los hongos microscópicos aparecen en el registro fósil desde hace 1,500Ma las algas rojas hace unos 1,200Ma, las algas pardas hace 1,00Ma, hace 750Ma las amebas y algas verdes, hace 700Ma las diatomeas y cocolitofóridos. No nos debería extrañar que los proponentes de la hipótesis creacionista y de la tierra joven ignoren estos hallazgos, esto debido a que no se comentan casi nunca fuera de círculos académicos y en revistas científicas. Por esta razón este argumento se derrumba y no es válido ignorar la abundancia de seres “simples” en rocas antiguas.
Figura 6. Algunas criaturas “simples” en el registro fósil. A. un acritarco, B, Bangiomorpha pubescens (alga roja de hace 1,200Ma), C. Tappania plana (hongo de hace 1,500Ma), D. Jacutianema solubila (alga café de hace 1,000Ma), E. Proterocladus sp. (alga verde de hace 750Ma) y F. Paleoarcella athanata (ameba de hace 750Ma).
Profesor: Acorde a la teoría evolutiva, sólo hay transiciones graduales lentas de una especie a otra.
Alumno: Pero profesor, según los hallazgos fósiles –y el mundo que nos rodea hoy- únicamente hay distintas especies, sin formas transicionales entre ellas. Estas nunca se mezclan.
La premisa del profesor es falsa, acorde a la teoría evolutiva, las criaturas evolucionan. El tiempo que toma este cambio de unas especies a otras, depende del mecanismo que se trate de pronunciar a favor del hecho evolutivo. El más famoso es la Selección natural, que muy a menudo es confundida erradamente con el enfoque gradualista (“evolución lenta”); por otro lado tenemos el Equilibrio Puntuado (“evolución rápida”) –que no se contrapone con la selección natural pero si con el gradualismo. Aún hoy existe cierto debate sobre cuál mecanismo es el responsable de la evolución biológica y recientemente ha habido un acuerdo en el que se propone que generalmente la evolución es gradualista –las especies evolucionan lentamente- pero durante períodos de estrés evolutivo se puede propiciar el desarrollo rápido de especies mediante el mecanismo puntualista; esta propuesta no solo es más compatible con lo que observamos en el registro fósil, en los datos moleculares y en la naturaleza, sino que además, acepta que las especies y otros grupos taxonómicos no son todos iguales y el ritmo de evolución –así como el de mutación- no es constante en toda la vida en la tierra. Así vemos que el profesor está mal informado (en realidad quién escribió en “su nombre”). La otra parte del argumento es la favorita de muchos, pues se dice que no hay formas transicionales, sin embargo ¡estas abundan en el registro fósil! Su abundancia y complejidad será tratada en un artículo posterior, pero por ahora mostraré las formas transicionales más conocidas entre varios grupos biológicos “bandera”. Ya al final del argumento se dice que estas nunca se mezclan, ¿qué hay entonces de los ornitorrincos y equidnas que son mamíferos que ponen huevos como los reptiles? ¿O de las patas escamosas (reptiloides) de las aves? ¿De las patas vestigiales –que ni siquiera son visibles por fuera del cuerpo- de las ballenas? ¿Cómo se explican estas “mezclas”?
Figura 7. Algunos fósiles transicionales. Composición propia.
Profesor: Según la teoría, formas transicionales como “medio-peces” y “medio-aves” pronto serán encontradas entre los fósiles.
Alumno: Pero profesor, en los estratos y en la naturaleza de hoy solo encontramos disparidades entre todas las especies. Estas nunca serán llenadas.
Para empezar, entre los científicos nadie afirma que hay “medio-peces” o “medio-aves”, ¡tenemos pezápodos y dinoaves! Ya en serio, este argumento es ampliamente rebatible presentando sólo algunos de los fósiles transicionales que hemos presentado anteriormente. El alumno aquí dice algo interesante “disparidad entre TODAS las especies” si esto fuera cierto no veríamos ningún parecido entre especies, no tendríamos problemas de clasificación taxonómica (muchos biólogos seríamos muy felices), lo que es más no tendría porque haber parecido genético entre especies. Por supuesto este argumento se dispara solo en el pie, porque todo lo anteriormente mencionado es falso. Cualquiera que no esté entrenado en ciencias biológicas encontrará parecido entre un gorrión y un águila, entre un león y un gato, entre una iguana y un dragón de komodo y así sucesivamente. Este parecido no es accidental, lo podemos corroborar mediante análisis morfológicos completos o mediante la técnica en boga: el análisis del ADN. Este último muestra lo que se esperaría si la evolución fuera un hecho: que las especies más cercanamente emparentadas compartirán más ADN que las especies menos emparentadas, la similitud entre los humanos y los chimpancés es de un 98%, la que tenemos con un ratón es de 92%, con una mosca es de 44%, con una levadura –un hongo unicelular- un 26% y con una hierba un 14%. ¿Por qué si no estamos emparentados compartimos ADN en esos grados como si entre menos se compartiera, más lejano el vínculo? Si nos ponemos a pensar este es un argumento un tanto tramposo, porque por más que un determinado fósil pueda ser tachado de fósil transicional o “eslabón perdido” –prefiero el primer término-, este deberá ser clasificado en algún grupo; tomemos como ejemplo al Tiktaalik, a pesar de marcar claramente y sin ambigüedad la transición entre peces y tetrápodos deberá ser clasificado (taxonómicamente) como perteneciente a los peces (Sarcopterygii:Tetrapodomorpha), no es posible la clasificación a medias, nunca veremos algo como esto: Tiktaalik roseae (½ Sarcopterygii, ½Tetrapoda).
Figura 8. Similitudes en porcentaje de genes compartidos entre distintos organismos (estos genes son homólogos –tienen el mismo origen evolutivo- y no necesariamente tienen la misma secuencia en todo el ADN que los compone).
Profesor: Ha tomado millones de años para las especies cambiar lentamente, evolucionar a sus formas presentes. Sólo sabemos cómo lucían las especies pretéritas gracias al registro fósil.
Alumno: Pero profesor, sin contar a las extintas (sic) ¿por qué todas las especies fósiles se ven igual que las modernas?
Bueno, sabemos cómo lucían las especies fósiles mediante estudios anatómicos comparados, el principio de actualismo biológico y solo en algunos casos existen evidencias extraordinarias (momias congeladas o disecadas, pinturas rupestres, especies en ámbar, fósiles en excelente estado de preservación, etc.). Este sin embargo, no es el punto pero no me pude quedar sin aclarar este punto importante. Ahora bien, ¿sin contar a las especies extintas? Esto es un tanto tramposo debido a que si las evadimos entonces es cierto, los leones fósiles (Panthera leo) son idénticos a los leones modernos (Panthera leo) es como preguntarse ¿por qué los cuadros rojos son iguales a los otros cuadros rojos? Ahora bien, si miramos especies o incluso subespecies que están extintas pero que son cercanas en el tiempo el asunto cambia, pues ya no son idénticas. Regresemos al ejemplo del león, durante el Pleistoceno existieron varias subespecies de león, mencionaré dos de las más dispares, el león asiático (Panthera leo persica) y el león de las cavernas (Panthera leo spelaea) es claro al mirarlos que algo no va, son diferentes, pero curiosamente solo son subespecies distintas de león. Ahora si consideramos las extintas pero con parientes vivos entonces estamos en problemas severos, he aquí un ejemplo de ambas propuestas –ustedes juzguen si son idénticas hoy que en el pasado-.
Figura 9. Arriba, especies del mismo género que coexistieron al mismo tiempo que muestran claras diferencias. En medio y abajo, especies con parientes vivos que son genuinamente rarezas (nótese que solo consideré mamíferos). Ilustraciones de Kawasaki Satoshi.
Profesor: El registro fósil presenta un árbol evolutivo completo –con un tronco, ramas y ‘ramitas’.
Alumno: Pero profesor, ¿por qué solo tenemos las ‘ramitas’ tanto si miramos en el registro fósil como si miramos en la naturaleza hoy en día?
Primero que nada, la aseveración del profesor es falsa, los científicos que trabajan en reconstruir el gran hongo de la vida (un hongo sería una analogía mucho mejor que un árbol por la forma que este presenta) nunca se han preciado de tener un árbol completo e inclusive si lo hicieran estarían en un error puesto que aunque agotemos TODO el registro fósil del planeta y clasifiquemos y reconstruyamos la historia de la vida en la tierra representada por ese registro NUNCA tendremos a todas las especies que vivieron, recordemos a aquellas infortunadas que nunca se fosilizaron o fosilizarán –como las especies del dosel selvático-. La idea del alumno de que solo tenemos las ‘ramitas’ terminales de este árbol es cierta, pero debido a la forma de reconstruir la historia de la vida. Veamos, la principal escuela evolutiva para la reconstrucción de relaciones filogenéticas es la Cladista y en un cladograma asumimos varias cosas: primera, la distancia hacia el eje horizontal (x) representa disparidad –morfológica o de otros tipos-; segunda, la distancia hacia el eje vertical (y) representa el tiempo geológico transcurrido y finalmente y más importante: las especies SIEMPRE serán representadas como parientes, nunca como ancestros; es decir, por más primitivas que sean las especies no podremos afirmar jamás cuál dio origen a qué otra, a lo más que podemos llegar es a especular cómo debió de haber lucido ese ancestro común para dos ‘ramitas’ considerando la gama de características que se muestran en el intermedio de esas dos ramitas, en Cladismo el ancestro es siempre putativo y no es relevante. Dicho de otro modo, nos interesa saber quién es hermano o primo de quién más no el quiénes podrían ser sus padres. Por esto siempre que sigamos el método Cladista –más fiable que la interpretación subjetiva de los árboles con ancestros y sin metodologías claras- tendremos una infinidad de ramitas. En un cladograma típico todas las ‘ramitas’ están al mismo nivel aunque se ha optado recientemente por colocar las ramitas a escala temporal.
Figura 10. Esquema de un cladograma típico.
Por ahora, esta primer parte del recuento de argumentos que supuestamente contradicen la teoría de la evolución biológica ha terminado. Hemos visto que generalmente se desconoce la naturaleza del registro fósil, lo que significa una sinonimia, la diferencia entre gradualismo filético (“evolución rápida”) y puntualismo (“evolución lenta”); la existencia de yacimientos de cuerpos blandos, la diferencia entre aspectos geológicos y biológicos (e.g. Uniformitarismo vs gradualismo filético), los fósiles microscópicos que representan la primer vida en la tierra, el concepto de complejidad creciente, la diferencia entre historia y prehistoria; los fósiles transicionales, la evidencia de evolución que aporta el análisis de ADN y principios básicos de reconstrucción filogenética por medio de la escuela más ampliamente distribuida: el Cladismo. Estos sesgos producen argumentos que no solo están errados, sino que carecen de fundamento científico (aunque suenen como tales), lo más adecuado sería no permitirnos el ser derrotados por la ignorancia, tenemos las armas para combatirla, sería más que provechoso hacer uso de ellas.
Literatura recomendada