Los dinosaurios, al igual que todo vertebrado tenían cerebro. La reputación de su tamaño es bastante mala. La mayoría piensa que los dinosaurios fueron lagartijas idiotas con cerebros diminutos. Y si bien es cierto que no eran unos 'cerebritos', tampoco eran los torpes que se piensa, pues muchos de ellos tenían los cerebros más grandes del planeta en su tiempo. Y aquí cabe mencionar que nuestros distantes ancestros mesozoicos tampoco eran una luminarias cerebrales. El error es pues, comparar a un dinosaurio con un ave o con un primate modernos.
Cociente de encefalización de varios dinosaurios. Este cociente se basa en la relación entre la masa del cuerpo y la del encéfalo. Las esferas representan la variación en este cociente.
El cráneo alberga al cerebro en una estructura llamada caja cerebral. En ella se almacena más que sólo el cerebro, en realidad se almacena una metaestructura denominada encéfalo. Este se compone del cerebro, el cerebelo y el tallo encefálico. Los encéfalos dinosaurianos se pueden inferir en base a moldes de la caja cerebral. Algunos moldes son tan finos que nos permiten conocer las capacidades olfativas, ópticas, auditivas, intelectuales y muchas más.
El encéfalo humano y sus partes.
Un equipo de investigación del Reino Unido y Alemania analizó los moldes encefálicos de Dysalotosaurus lettowvorbecki, un dinosaurio ornitópodo del Jurásico tardío de Tanzania, África que vivió desde hace 152 a 151 millones de años. El estudio arrojó datos inesperados. Los encéfalos de estos dinosaurios cambiaban conforme el animal crecía. Las crías tenían menor capacidad olfativa y un gran poder intelectual para su corta edad. Los adultos en cambio poseían un cerebelo más desarrollado, lo que lleva a pensar que ellos estaban más guiados por el instinto que sus bebés.
Esquemas de encéfalos de Dysalotosaurus. En gris la reconstrucción del tamaño corporal y el delineado del cráneo. Gris obscuro crías, gis tenue adultos. En azul el encéfalo, en rosa el oído interno, en amarillo los nervios craneales y en rojo la glándula pituitaria. Tomado de Lautenschlager y Hübner, 2013.
Estudios novedosos como estos nos permiten no sólo conocer más sobre los dinosaurios y su modo de vida, sino que además nos dan un vistazo hacia la evolución de los cerebros y sus cambios a lo largo de la vida del animal.
FUENTE PRINCIPAL:
Lautenschlager, S., & Hübner, T. (2013). Ontogenetic trajectories in the ornithischian endocranium. Journal of evolutionary biology.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
Eliminar