lunes, 16 de abril de 2012

¿Invalidando la teoría de la Evolución Biológica? (Parte 1 de 2)


Extraído del Blog hermano Bios et al. (artículo escrito por Roberto Díaz Sibaja, autor de este Blog)
El presente “diálogo” fue extraído de un documento que se distribuye en la red para que los alumnos cuestionen a sus profesores ‘evolucionistas’ y puedan desestimar la evolución biológica como un hecho científico y optar por la pseudociencia del “diseño inteligente”. La finalidad de este análisis es que quienes tengan discusiones con personas de la corriente de pensamiento creacionista que hagan este tipo de cuestionamientos puedan objetar verazmente estos argumentos, pues en la mayoría de las ocasiones los debates se centran en puntos como los que mostraré a continuación; además, los “científicos" del ‘diseño inteligente’ han reutilizado estos argumentos para defender su propuesta anticientífica. Como motivo secundario presento esto debido a que muchos “evolucionistas”, estudiantes de ciencias biológicas, y –aún más importante-: la gente que no tiene formación científica, están aún confundidos con preguntas como estas y es mejor saber de qué va el asunto, que no saber nada y caer en supuestos engañosos y falaces. Examinemos con detenimiento las propuestas de este interesantísimo documento.

Profesor: Hay millones de especies fósiles. Esto prueba que ha tomado mucho tiempo para que se hayan generado.
Alumno: Pero profesor, se sabe que el 70% de esas llamadas “especies diferentes” han sido nombradas erróneamente no una, sino varias veces.
El alumno se refiere a las sinonimias asignadas a las distintas especies del registro fósil, lo que él no sabe es que aunque existen muchas sinonimias “fósiles”, así también las hay en las especies modernas y esto no prueba en lo absoluto que no se requiera tiempo para la generación de nuevas especies, es un argumento falaz que intenta distraernos del punto importante: las especies no se generan de la noche a la mañana –lo podemos ver en la actualidad pues no se han generado nuevas especies por montones-, la abundancia de especies en el registro fósil demuestra que la tierra debe de ser muy vieja. Aún si uno es defensor del equilibrio puntuado, la tierra no tendrá 6,000 años de edad –como lo proponen muchos creacionistas y proponentes del ‘diseño inteligente’-. Con respecto de las especies en el registro fósil, cada año se describen e identifican entre 100 y 200 especies nuevas. El número total de especies en el registro fósil es muy variable y se encuentra en constante cambio, por lo que es muy difícil estimarlo. Sin embargo, se han hecho estimaciones para saber cuántas especies han existido y un cálculo de 1956 nos coloca ese número entre 17 y 860 millones de especies y sin embargo, ¡estos estimados son conservadores! Decir que existen sinonimias y que por lo tanto esas especies no existieron equivale a decir que si una especie moderna tiene sinonimias es porque no existe. Por último cabe destacar que el argumento del profesor es falaz, porque la premisa “existen millones de especies fósiles” no es requisito para que se cumpla la conclusión “ha tomado mucho tiempo generarlas por evolución biológica (sea cual sea el mecanismo)”. Son dos hechos demostrables pero con una falta de coherencia lógica para que el último sea la conclusión del anterior, ojo: esto no invalida para nada el hecho de la evolución biológica, respaldado por montañas de evidencias de varios campos de la ciencia.

Profesor: Cada criatura evolucionó de algo y luego esta evolucionó en algo más.
Alumno: Pero profesor, ¿Qué hacemos con las especies que según el registro fósil nunca evolucionaron de nada ni en nada más? Eso incluye a todos los fósiles. Por ejemplo, el pulpo nunca evolucionó de nada ni a nada más, es el mismo tanto hoy como en el registro fósil.
Este argumento no solo es falso y falaz, sino que ningún profesor de biología evolutiva que se precie de ser instruido en la materia haría una predicción tan errada. Este punto trata de distraernos con una mentira. Se sabe que existen especies que no evolucionaron en nada más –callejones sin salida evolutivos, como comúnmente se conocen-, ejemplos de estos sobran en el registro fósil pero esto no invalida la evolución puesto que el principio de la evolución no es “todo debe evolucionar a algo”, el principio básico es que toda especie deriva de una anterior (¡la propuesta inversa!), esto lo podemos apreciar en cierto modo en el registro fósil pero NUNCA veremos una especie en el acto in fraganti de evolucionar, ya que –sin importar si se es gradualista (evolución lenta) o puntualista (evolución rápida)- los fósiles representan INDIVIDUOS y estos NO evolucionan, lo hacen las poblaciones. Este es uno de los errores más comunes, no solo por personas poco instruidas, sino además ¡por biólogos! Tenemos que saber que la evolución biológica se define como “proceso mediante el cual cambian las frecuencias génicas de la población de una especie”, por ello es falaz decir que no hemos visto especies evolucionando en el registro fósil. Consideremos a los organismos aludidos en el argumento: los pulpos (orden Octopoda); a principios de siglo XX estos moluscos no aparecían en el registro fósil (hoy conocemos varios ejemplos) y esto se debió a la falta de revisión concienzuda de los yacimientos fosilíferos de cuerpos blandos (laggerstatte), pues estos organismos “blanditos” raramente se fosilizan. Sin embargo, sabemos que los pulpos descienden de animales similares a calamares (lo sabemos no solo por anatomía comparada, sino por evidencia fósil), que vivieron durante el Carbonífero –la era de los pantanos-, estos animales los llamamos Belemnites y estos si poseían estructuras duras que permiten rastrear su evolución desde el Cámbrico inferior. El octópodo más antiguo conocido es Pohlsepia mazonensis de hace 296 millones de años, pero no representa lo más antiguo del linaje (mismo que conocemos por datos moleculares). Los creacionistas apuntan regularmente a estructuras blandas para que “fallemos” pero afortunadamente existen los lagerstätten (yacimientos de cuerpos blandos) y estos vienen a enseñarnos mucho más de lo que quisieran algunos. Finaliza el argumento diciendo que los pulpos fósiles son los mismos que los modernos y se refiere a que anatómicamente son idénticos; esto sin embargo es falso, pues existen fósiles con vestigios de la antiquísima concha interna que era característica de estos animales –hoy en día no hay pulpo que tenga estas estructuras-.

Figura 1. Styletoctopus annae, un pulpo con vestigios de concha interna (en la imagen abajo), correspondiente al Cretácico de hace 95 millones de años.

Profesor: Nosotros creemos en el uniformitarismo, que nos enseña que todo sucedió lenta y regularmente a lo largo de millones de años.
Alumno: Pero profesor, la mayoría de las formas de vida se originaron abruptamente, durante el Cámbrico, así como aquellas que aparecen en estratos superiores.
Primero que nada en ciencia no se ‘cree’, existen evidencias convincentes (desde este punto podemos descartar la idea de la ciencia como una religión donde se ‘debe’ creer, pues es falsa; el decir que la ciencia o el evolucionismo son una religión es falso). El uniformitarismo fue propuesto por el geólogo James Hutton en 1785 para explicar fenómenos geológicos, para Hutton –y para muchos más- era imposible que un muro que exhibía rocas sedimentarias de varias decenas de metros de altura se haya formado en menos de 6,000 años como lo indicaban las autoridades eclesiásticas de la época, el asunto es que para que se litifiquen (conviertan en roca) las capas de sedimento de tal grosor, debieron de haber pasado cientos de miles o incluso millones de años ¡y existían capas de sedimentos de mayores alturas! (esto implicaba una tierra mucho más vieja de lo que se pensaba y esto –según pensaban los evolucionistas- permitía la evolución de especies de las más simples a las más complejas dada la enormidad del tiempo geológico). Ahora bien, en evolución existen dos corrientes de pensamiento que explican el fenómeno de la especiación (generación de nuevas especies) en cuanto a la velocidad de la misma: el gradualismo y el puntualismo, el primero establece evolución lenta y gradual mientras que el segundo establece evolución en períodos de tiempo cortos, seguidos de largos períodos de estabilidad. Ninguno de estos mecanismos parece ser único y ambos parecen explicar en su conjunto lo que observamos en el registro fósil; de ahí que un evolucionista que se proclame uniformitarista debió de haber vivido a finales de siglo XIX o principios del XX pues entonces la geología y la biología no eran campos del conocimiento tan separados como hoy en día. Este argumento del uniformitarismo como ‘dogma de fe’ evolutivo no solo es falso, sino errado. Sigamos.

Figura 2. James Hutton, padre del uniformitarismo geológico.

Profesor: Las criaturas más complejas se encuentran en la cima de la columna geológica. Esto es debido a que la evolución gradualmente genera mayor complejidad.
Alumno: Pero profesor, las criaturas en el fondo de la columna –en el Cámbrico- son igualmente complejas en muchas formas que aquellas de niveles superiores.
Este argumento es falaz puesto que las criaturas en la base más inferior de la columna mundial completa –las bacterias- son igualmente complejas en muchas formas que las demás, de hecho TODO es en cierto grado tan complejo como lo demás. Ahora bien, estos personajes parecen ignorar el registro fósil ‘precámbrico’ donde no solo en la parte inferior vemos procariontes y en la superior eucariontes (lo que uno esperaría si la evolución fuera un hecho), sino que además en la parte terminal de este ‘precámbrico’ observamos a los primeros seres multicelulares del registro fósil –la biota Ediacarense- y estos al principio carecen de exoesqueletos rígidos, al final del Ediacarano aparecen formas con estas estructuras. Esto nos sugiere un aumento gradual de la complejidad biótica en el registro fósil, ejemplos como estos son abundantes y apabullantes, es un argumento falaz decir que no existe este fenómeno; sino ¿Por qué no vemos aves en el pérmico? ¿O animales terrestres en el cámbrico? ¿O mamíferos en el devónico? Etc.

Figura 3. Un ejemplo ‘burdo’ de complejidad creciente en el registro fósil. Ilustraciones de Kawasaki Satoshi, composición propia. Las especies no están a escala ni sus respectivos grupos taxonómicos son exactamente una forma de evolución lineal progresiva.

Profesor: No tenemos suficiente evidencia fósil. Si la tuviéramos, podríamos llenar todos los huecos.
Alumno: Pero profesor, tenemos cerca de 100 millones de fósiles bien catalogados, difícilmente podríamos encontrar algo más.
La premisa de que no disponemos de suficiente evidencia fósil es falsa, tenemos más que suficiente para validar la teoría de la evolución por medio de la observación del registro fósil. “Llenar todos los huecos” es algo prácticamente imposible porque no podremos descubrir fosilizadas a todas las especies que han existido. Sabemos que el registro fósil infraestima brutalmente la diversidad de la vida, ¿la razón? No todas las especies son candidatas a fosilizarse, pensemos en aquellas que viven lejos de ambientes de deposición (medios donde se forman las rocas sedimentarias y la mayoría de los fósiles) como los organismos que habitan las montañas o el dosel selvático ¿qué pasará con ellas si para comenzar no viven en un medio que permita su preservación en el registro fósil? ¿Qué podría pensar un “paleontólogo del futuro”? Sencillo, tal y como lo hacemos nosotros actualmente, infraestimará el número de especies que vivieron durante esta era. La segunda parte del argumento es ridícula, ¿tenemos 100 millones de fósiles? ¿De dónde obtuvieron esa cifra? ¿Consideran también los microfósiles como aquellos de las diatomeas, radiolarios, foraminíferos, cocolitofóridos o cada grano de polen? Si es así, el número podría elevarse a ¡varios billones, trillones o más! Aún si tuviéramos esa cantidad exorbitante de fósiles macroscópicos, no es lo mismo un fósil que una especie, esto es: podemos tener cientos de fósiles de la misma especie –y de hecho es lo que sucede en varios casos-, esto no tiene relevancia absoluta con lo completo o incompleto del registro fósil. Resulta curioso además, que algunos digan que el registro fósil es extenso en ciertas ocasiones –como esta- y en otras que es muy incompleto, pareciera que argumentan lo que les conviene cuando les conviene; como dice el dicho: “escoge las cerezas que te apetezcan”.

Figura 4. Fósiles microscópicos que bien pueden ser considerados en cifras de billones a trillones. A. Diatomeas, B. Radiolarios, C. Foraminíferos, D. Cocolitofóridos.

Profesor: Según nuestra teoría, la gente y los animales han vivido aquí por varios millones de años.
Alumno: Pero profesor, ¿por qué los registros históricos solo retroceden unos cuantos miles de años?
Este argumento es casi como una broma. La historia se define como “periodo histórico que transcurre desde la aparición de la escritura hasta la actualidad”. Dada la anterior definición, la historia comienza cuando el hombre inventa la escritura, hecho que tomó lugar 4,000 años antes del presente en Sumeria; esto produce que los registros históricos solo retrocedan ese tiempo. Sin embargo, los arqueólogos –científicos que estudian las sociedades y sus cambios antes o después del período histórico- reconocen que las primeras civilizaciones comenzaron muy tardíamente en la historia de nuestra especie, durante el Neolítico –entre hace 8 y 4 milenos atrás-. Pero con todo y esto podemos rastrear el origen del hombre (Homo sapiens) a hace por lo menos unos 200,000 años, esto supone un problema para nuestro profesor puesto que debería definir lo que significa para él “gente” cuando enuncia un argumento como el presentado. Si se refiere a la gente como a H. sapiens, entonces lo que dice es falso; por otro lado, si se refiere a gente como a cualquier especie del género Homo, entonces tiene parcialmente razón puesto que nuestro género existe desde hace 2.4 millones de años (aquí cabría a bien, especificar cuánto es ‘varios millones’). Por ello, podemos asegurar que este argumento es débil y que representa una retórica sin sentido.

Figura 5. Cronología de evolución humana donde se muestra el tiempo de origen del género Homo y de la especie H. sapiens.

Profesor: La vida evolucionó gradualmente de criaturas muy simples.
Alumno: Pero profesor, nosotros no tenemos criaturas simples en los estratos fósiles. Ellos simplemente no están ahí.
Aunque es contradictorio con el argumento esgrimido dos puntos atrás, este argumento es igualmente falso. Si por simple nos referimos a organismos unicelulares, estos están presentes en el registro fósil desde hace 3,400 millones de años, en forma de estromatolitos. Un estromatolito es un tipo especial de roca sedimentaria que se forma capa por capa durante períodos de tiempo relativamente largos por colonias de bacterias fotosintéticas y de otros tipos. Estas bacterias pueden apreciarse en los estromatolitos de Arqueano en abundancia y resulta curioso que solo esté desarrollado este tipo de vida procariótica; sin embargo, la vida eucariótica unicelular también está presente en el registro fósil. Existen evidencias de productos químicos de origen eucariótico de hace 2,700 millones de años sin embargo, la primer evidencia de fósiles eucarióticos es de hace 1,400Ma con unos organismos unicelulares desconocidos denominados acritarcos, los hongos microscópicos aparecen en el registro fósil desde hace 1,500Ma las algas rojas hace unos 1,200Ma, las algas pardas hace 1,00Ma, hace 750Ma las amebas y algas verdes, hace 700Ma las diatomeas y cocolitofóridos. No nos debería extrañar que los proponentes de la hipótesis creacionista y de la tierra joven ignoren estos hallazgos, esto debido a que no se comentan casi nunca fuera de círculos académicos y en revistas científicas. Por esta razón este argumento se derrumba y no es válido ignorar la abundancia de seres “simples” en rocas antiguas.

Figura 6. Algunas criaturas “simples” en el registro fósil. A. un acritarco, B, Bangiomorpha pubescens (alga roja de hace 1,200Ma), C. Tappania plana (hongo de hace 1,500Ma), D. Jacutianema solubila (alga café de hace 1,000Ma), E. Proterocladus sp. (alga verde de hace 750Ma) y F. Paleoarcella athanata (ameba de hace 750Ma).

Profesor: Acorde a la teoría evolutiva, sólo hay transiciones graduales lentas de una especie a otra.
Alumno: Pero profesor, según los hallazgos fósiles –y el mundo que nos rodea hoy- únicamente hay distintas especies, sin formas transicionales entre ellas. Estas nunca se mezclan.
La premisa del profesor es falsa, acorde a la teoría evolutiva, las criaturas evolucionan. El tiempo que toma este cambio de unas especies a otras, depende del mecanismo que se trate de pronunciar a favor del hecho evolutivo. El más famoso es la Selección natural, que muy a menudo es confundida erradamente con el enfoque gradualista (“evolución lenta”); por otro lado tenemos el Equilibrio Puntuado (“evolución rápida”) –que no se contrapone con la selección natural pero si con el gradualismo. Aún hoy existe cierto debate sobre cuál mecanismo es el responsable de la evolución biológica y recientemente ha habido un acuerdo en el que se propone que generalmente la evolución es gradualista –las especies evolucionan lentamente- pero durante períodos de estrés evolutivo se puede propiciar el desarrollo rápido de especies mediante el mecanismo puntualista; esta propuesta no solo es más compatible con lo que observamos en el registro fósil, en los datos moleculares y en la naturaleza, sino que además, acepta que las especies y otros grupos taxonómicos no son todos iguales y el ritmo de evolución –así como el de mutación- no es constante en toda la vida en la tierra. Así vemos que el profesor está mal informado (en realidad quién escribió en “su nombre”). La otra parte del argumento es la favorita de muchos, pues se dice que no hay formas transicionales, sin embargo ¡estas abundan en el registro fósil! Su abundancia y complejidad será tratada en un artículo posterior, pero por ahora mostraré las formas transicionales más conocidas entre varios grupos biológicos “bandera”. Ya al final del argumento se dice que estas nunca se mezclan, ¿qué hay entonces de los ornitorrincos y equidnas que son mamíferos que ponen huevos como los reptiles? ¿O de las patas escamosas (reptiloides) de las aves? ¿De las patas vestigiales –que ni siquiera son visibles por fuera del cuerpo- de las ballenas? ¿Cómo se explican estas “mezclas”?

Figura 7. Algunos fósiles transicionales. Composición propia.

Profesor: Según la teoría, formas transicionales como “medio-peces” y “medio-aves” pronto serán encontradas entre los fósiles.
Alumno: Pero profesor, en los estratos y en la naturaleza de hoy solo encontramos disparidades entre todas las especies. Estas nunca serán llenadas.
Para empezar, entre los científicos nadie afirma que hay “medio-peces” o “medio-aves”, ¡tenemos pezápodos y dinoaves! Ya en serio, este argumento es ampliamente rebatible presentando sólo algunos de los fósiles transicionales que hemos presentado anteriormente. El alumno aquí dice algo interesante “disparidad entre TODAS las especies” si esto fuera cierto no veríamos ningún parecido entre especies, no tendríamos problemas de clasificación taxonómica (muchos biólogos seríamos muy felices), lo que es más no tendría porque haber parecido genético entre especies. Por supuesto este argumento se dispara solo en el pie, porque todo lo anteriormente mencionado es falso. Cualquiera que no esté entrenado en ciencias biológicas encontrará parecido entre un gorrión y un águila, entre un león y un gato, entre una iguana y un dragón de komodo y así sucesivamente. Este parecido no es accidental, lo podemos corroborar mediante análisis morfológicos completos o mediante la técnica en boga: el análisis del ADN. Este último muestra lo que se esperaría si la evolución fuera un hecho: que las especies más cercanamente emparentadas compartirán más ADN que las especies menos emparentadas, la similitud entre los humanos y los chimpancés es de un 98%, la que tenemos con un ratón es de 92%, con una mosca es de 44%, con una levadura –un hongo unicelular- un 26% y con una hierba un 14%. ¿Por qué si no estamos emparentados compartimos ADN en esos grados como si entre menos se compartiera, más lejano el vínculo? Si nos ponemos a pensar este es un argumento un tanto tramposo, porque por más que un determinado fósil pueda ser tachado de fósil transicional o “eslabón perdido” –prefiero el primer término-, este deberá ser clasificado en algún grupo; tomemos como ejemplo al Tiktaalik, a pesar de marcar claramente y sin ambigüedad la transición entre peces y tetrápodos deberá ser clasificado (taxonómicamente) como perteneciente a los peces (Sarcopterygii:Tetrapodomorpha), no es posible la clasificación a medias, nunca veremos algo como esto: Tiktaalik roseae (½ Sarcopterygii, ½Tetrapoda).

Figura 8. Similitudes en porcentaje de genes compartidos entre distintos organismos (estos genes son homólogos –tienen el mismo origen evolutivo- y no necesariamente tienen la misma secuencia en todo el ADN que los compone).

Profesor: Ha tomado millones de años para las especies cambiar lentamente, evolucionar a sus formas presentes. Sólo sabemos cómo lucían las especies pretéritas gracias al registro fósil.
Alumno: Pero profesor, sin contar a las extintas (sic) ¿por qué todas las especies fósiles se ven igual que las modernas?
Bueno, sabemos cómo lucían las especies fósiles mediante estudios anatómicos comparados, el principio de actualismo biológico y solo en algunos casos existen evidencias extraordinarias (momias congeladas o disecadas, pinturas rupestres, especies en ámbar, fósiles en excelente estado de preservación, etc.). Este sin embargo, no es el punto pero no me pude quedar sin aclarar este punto importante. Ahora bien, ¿sin contar a las especies extintas? Esto es un tanto tramposo debido a que si las evadimos entonces es cierto, los leones fósiles (Panthera leo) son idénticos a los leones modernos (Panthera leo) es como preguntarse ¿por qué los cuadros rojos son iguales a los otros cuadros rojos? Ahora bien, si miramos especies o incluso subespecies que están extintas pero que son cercanas en el tiempo el asunto cambia, pues ya no son idénticas. Regresemos al ejemplo del león, durante el Pleistoceno existieron varias subespecies de león, mencionaré dos de las más dispares, el león asiático (Panthera leo persica) y el león de las cavernas (Panthera leo spelaea) es claro al mirarlos que algo no va, son diferentes, pero curiosamente solo son subespecies distintas de león. Ahora si consideramos las extintas pero con parientes vivos entonces estamos en problemas severos, he aquí un ejemplo de ambas propuestas –ustedes juzguen si son idénticas hoy que en el pasado-.

Figura 9. Arriba, especies del mismo género que coexistieron al mismo tiempo que muestran claras diferencias. En medio y abajo, especies con parientes vivos que son genuinamente rarezas (nótese que solo consideré mamíferos). Ilustraciones de Kawasaki Satoshi.

Profesor: El registro fósil presenta un árbol evolutivo completo –con un tronco, ramas y ‘ramitas’.
Alumno: Pero profesor, ¿por qué solo tenemos las ‘ramitas’ tanto si miramos en el registro fósil como si miramos en la naturaleza hoy en día?
Primero que nada, la aseveración del profesor es falsa, los científicos que trabajan en reconstruir el gran hongo de la vida (un hongo sería una analogía mucho mejor que un árbol por la forma que este presenta) nunca se han preciado de tener un árbol completo e inclusive si lo hicieran estarían en un error puesto que aunque agotemos TODO el registro fósil del planeta y clasifiquemos y reconstruyamos la historia de la vida en la tierra representada por ese registro NUNCA tendremos a todas las especies que vivieron, recordemos a aquellas infortunadas que nunca se fosilizaron o fosilizarán –como las especies del dosel selvático-. La idea del alumno de que solo tenemos las ‘ramitas’ terminales de este árbol es cierta, pero debido a la forma de reconstruir la historia de la vida. Veamos, la principal escuela evolutiva para la reconstrucción de relaciones filogenéticas es la Cladista y en un cladograma asumimos varias cosas: primera, la distancia hacia el eje horizontal (x) representa disparidad –morfológica o de otros tipos-; segunda, la distancia hacia el eje vertical (y) representa el tiempo geológico transcurrido y finalmente y más importante: las especies SIEMPRE serán representadas como parientes, nunca como ancestros; es decir, por más primitivas que sean las especies no podremos afirmar jamás cuál dio origen a qué otra, a lo más que podemos llegar es a especular cómo debió de haber lucido ese ancestro común para dos ‘ramitas’ considerando la gama de características que se muestran en el intermedio de esas dos ramitas, en Cladismo el ancestro es siempre putativo y no es relevante. Dicho de otro modo, nos interesa saber quién es hermano o primo de quién más no el quiénes podrían ser sus padres. Por esto siempre que sigamos el método Cladista –más fiable que la interpretación subjetiva de los árboles con ancestros y sin metodologías claras- tendremos una infinidad de ramitas. En un cladograma típico todas las ‘ramitas’ están al mismo nivel aunque se ha optado recientemente por colocar las ramitas a escala temporal.

Figura 10. Esquema de un cladograma típico.

Por ahora, esta primer parte del recuento de argumentos que supuestamente contradicen la teoría de la evolución biológica ha terminado. Hemos visto que generalmente se desconoce la naturaleza del registro fósil, lo que significa una sinonimia, la diferencia entre gradualismo filético (“evolución rápida”) y puntualismo (“evolución lenta”); la existencia de yacimientos de cuerpos blandos, la diferencia entre aspectos geológicos y biológicos (e.g. Uniformitarismo vs gradualismo filético), los fósiles microscópicos que representan la primer vida en la tierra, el concepto de complejidad creciente, la diferencia entre historia y prehistoria; los fósiles transicionales, la evidencia de evolución que aporta el análisis de ADN y principios básicos de reconstrucción filogenética por medio de la escuela más ampliamente distribuida: el Cladismo. Estos sesgos producen argumentos que no solo están errados, sino que carecen de fundamento científico (aunque suenen como tales), lo más adecuado sería no permitirnos el ser derrotados por la ignorancia, tenemos las armas para combatirla, sería más que provechoso hacer uso de ellas.


Literatura recomendada

domingo, 1 de abril de 2012

Náufragos, gigantes, enanos y el “dragón rechoncho”

(Extraído del Blog hermano: Bios et al.)


En relación a la vida que se desarrolla en ellas, las islas son las formaciones geológicas más interesantes. Existen islas en ríos, lagos, estuarios y océanos; en este artículo prestaremos especial atención a las islas oceánicas. Una isla se forma de distintas formas, por un ascenso del nivel del mar (por ejemplo, muchas de las islas del norte de Europa), por hundimientos de tierras costeras (las islas del Reino Unido, y Japón), por acreción de sedimentos en los deltas (las islas en los deltas de grandes ríos como el Amazonas, el Nilo, el Ganges, el Yangtzé, Mississippi, etc.), por surgimiento de formaciones geológicas subacuáticas como volcanes (las Galápagos, Hawái, Islandia, las Azores, las Canarias y todo un sinfín de islas) o cadenas montañosas (las Malvinas), por construcción coralina sobre las anteriores (en el caso de las islas asociadas a Atolones) o por el movimiento de fragmentos de la corteza terrestre hacia zonas oceánicas aisladas de otras masas de tierra grandes (en el caso de Groenlandia, Madagascar, Sumatra, Borneo, Nueva Guinea, Java, las Célebes, Nueva Zelanda, etc.).

Figura 1. Escena en Groenlandia, la isla oceánica más grande del mundo.

Generalmente, las islas más interesantes son las volcánicas dado que la biota que se presenta en ellas se conforma de especies descendientes de colonizadores pues en los primeros momentos de la isla, esta se hallaba estéril dada la naturaleza de su formación a partir de lava procedente del interior de la tierra. Aunque la biota presente procede del continente(s) más cercano(s), esta se ha modificado llegando a presentar verdaderas extrañezas que son únicas e irrepetibles para cada isla; en estos casos peculiares se encuentran animales gigantes o enanos con respecto de sus pares continentales.

Figura 2. Las Galápagos, ejemplo típico de islas volcánicas con biota única.

Entre los ejemplos de gigantes podemos mencionar ratas como en las islas de Flores, Tenerife y Menorca; liebres en la de Menorca y Ryukyu; lémures en Madagascar, patos como en Hawái, palomas en Mauricio y Rodríguez; ‘megapodios’ en Nueva Caledonia, águilas en Nueva Zelanda, loros en Nueva Zelanda y Mauricio; búhos en Cuba, tortugas en Mauricio y las Galápagos; varanos en Komodo y Australia, geckos en Nueva Zelanda, Rodríguez y Nueva Caledonia; escincos en Mauricio y Nueva Caledonia; grillos en Nueva Zelanda, entre un sinfín de distintas especies que en las islas se hicieron más grandes.

El proceso que lleva a ciertas especies hacia el gigantismo insular depende de varios factores relacionados de manera directa con los recursos, la competencia y la sobrevivencia, por ejemplo, algunas especies de carnívoros y herbívoros continentales poseen tallas pequeñas y usualmente no pueden competir contra especies más grandes y eficaces para obtener recursos por lo que permanecen con tallas moderadas –tal y como sucedió con las tortugas de las Galápagos-, pero una vez que consiguen ingresar a un ecosistema libre de grandes competidores, la presión selectiva será positiva y la especie será de mayor talla “llenando” así el vacío de nicho ecológico (rol que desempeña la especie en el ecosistema) existente por la ausencia de grandes competidores. Otro factor que lleva al gigantismo es la ausencia de depredadores, en este caso las especies que alguna vez fueron continentales suelen tener tallas moderadas o pequeñas debido a que con estos tamaños corporales es más fácil encontrar refugio contra los depredadores de mayor tamaño; una vez libres de esta presión negativa, algunas especies en ausencia total de depredadores pueden alcanzar mayores tallas – tal y como sucedió con la liebre gigante de Menorca por ejemplo-. Finalmente estos factores pueden actuar de manera sinérgica logrando verdaderas rarezas biológicas.

El fenómeno contrario al anteriormente descrito es el enanismo insular, este depende principalmente de los factores relacionados a la consecución de recursos y a la competencia por ellos, los mejores ejemplos son principalmente de herbívoros en el registro fósil –los enanos no son tan populares como los gigantes-. Por ejemplo, el enanismo producido en los elefantes y mamuts de diversas islas del mundo se ha producido por la escasa vegetación que existe en las islas donde ellos se desarrollaron; en otras palabras es más difícil mantener una manada de 10 elefantes de talla ‘normal’ que una de 10 enanos, por lo que el enanismo será seleccionado positivamente mientras que las tallas normales y gigantes serán eliminadas con el tiempo.

Figura 3. Ejemplos de gigantes y enanos insulares. Ilustraciones de Kawasaki Satoshi.

El registro fósil nos provee de diversas fuentes de ‘aberraciones’ biológicas insulares y una de las más interesantes –en lo que respecta al mesozoico- procede de la Europa de entre hace 70 y 65 millones de años, la denominada isla de Hateg cerca de Transilvania, hoy Rumania. Durante el Cretácico esta isla del oeste Europeo se ubicaba al norte del mar de Tetis (ahora el mediterráneo) y albergaba una fauna que impresionó a los paleontólogos conforme se describía a principios del siglo XX.

Figura 4. Ubicación pretérita de la isla de Hateg.

Entre los estudiosos de Hateg destaca el excéntrico Barón Franz Nopsca von Felsõ-Szilvás (1877-1933) quien además de describir varios de los dinosaurios de Rumania era uno de los escasos proponentes –en aquella época- de que los dinosaurios formaban un único grupo (por entonces se mantenía que saurisquios –como Tyrannosaurus- y ornitisquios –como Triceratops- eran en realidad grupos separados de reptiles), él señaló con una precisión asombrosa para alguien de su tiempo que en sus tierras existieron dinosaurios enanos (no se conocían dinosaurios de este tipo en ningún otro lado del planeta e incluso hoy parecen ser los únicos conocidos) y que estos se habían transformado de esta manera debido a que la naturaleza los había moldeado así para poder sobrevivir y por lo tanto representaban nuevas especies de las conocidas en el resto de Europa y el mundo. Si pensamos con detenimiento en esta propuesta nos parecerá natural pensar en selección natural y evolución pero ¡en aquella época Darwin no había propuesto aún su teoría! No cabe duda que Nopsca –aún siendo un déspota aristócrata, soldado fiel, espía y un fallido rey autoproclamado de Albania - estaba adelantado a su época pues ‘abrió’ las líneas de investigación en dinosaurios en los campos de Paleobiogeografía, Paleohistología, Paleoecología, Paleoetología, ente otras e instó a estudiar de forma multidisciplinar los hallazgos fósiles –hay que aclarar que en la época del barón esto no se llevaba a cabo y para él como para nosotros hoy, era imperativo estudiar la sedimentología donde yacían los dinosaurios así como su sexo para evitar describir nuevas especies infundadas-. Entre muchos otros organismos fósiles, Nopsca estudió a los géneros de dinosaurios TelmatosaurusRhabdodonStruthiosaurus y Magyarosaurus, todos ellos de Hateg.

Figura 5. Nopsca en traje de soldado albano.

Entre los dinosaurios que existieron ahí estaban los siguientes: Rhabdodon priscusTelmatosaurus transylvanicusStruthiosaurus transylvanicusMagyarosaurus dacusElopteryx nopcsaiMegalosaurus hungaricus Europasaurus holgeri. Además de estos dinosaurios, les acompañaba un pterosaurio gigante, el Hatzegopteryx thambema que rivalizaba en talla con el norteamericano Quetzalcoatlus de 12m de envergadura.

Figura 6. Algunos dinosaurios de Hateg a escala. Ilustraciones de Kawasaki Satoshi (excepto C). A) Struthiosaurus transylvanicus, B) Elopteryx nopcsai (basado en Troodon formosus), C) Rhabdodon priscus, D) Telmatosaurus transylvanicus, E) Magyarosaurus dacus y F) Europasaurus holgeri. Composición propia

A esta fauna se le han añadido dos nuevas especies de dinosaurios, Paludititan nalatzensis Balaur bondoc. El primero es un saurópodo titanosaurio basado principalmente en una serie de vértebras caudales y el segundo es un dromaeosaurido bastante peculiar. Mientras que el Elopteryx nopcsai –otro dromaeosaurido que inicialmente fue descrito como un ave- apenas alcanza el metro de longitud, Balaur no disminuyó en talla comparado con sus símiles asiáticos –que es el área geográfica de la que proceden sus ancestros más cercanos-. Este ‘raptor’ posee dos características anatómicas que lo hacen único entre todos los otros velocitaptorinos –subfamilia a la que pertenece-, estas son que posee una mano únicamente con dos dedos (III y IV) y que posee dos “garras asesinas” en las patas traseras.

Figura 6. Balaur bondoc, ilustración de Sergey Krasovskiy.

Las manos de este “dragón rechoncho” –literalmente, pues en rumano arcaico Balaur significa ‘dragón’ mientras que bondoc ‘rechoncho o robusto’- recuerdan vagamente a las manos didáctilas de Tyrannosaurus pero en una versión menos miniaturizada y con los dedos equivocados (el T-rex tiene únicamente los dedos II y III). Los pies eran otra historia, la doble garra es una novedad evolutiva única de esta especie y es el único dinosaurio carnívoro que transformó su dedo I del pie en un garfio con garra funcional. Algunos experimentos biomecánicos muestran que los ‘raptores’ no utilizaban sus garras para cortar en rebanadas a sus presas –tal y como nos enseñaron nuestros libros de dinosaurios durante décadas-, sino que eran más como puñales que servían para perforar arterias y órganos importantes y así matar a la presa, tomando en consideración esto, ¿cómo usaba su doble arsenal Balaur? es aún un misterio pero debió ser algo bastante violento.

Figura 7. Holotipo y restos fósiles encontrados de Balaur bondoc. Tomado de Csiki et al. 2010.

Mientras más hallazgos como estos tengan lugar –no solo en Hateg- sabremos más de dinosaurios que alguna vez habitaron el planeta, bizarro o no, Balaur representa una novedad en el radiante árbol evolutivo de los dinosaurios y una excepcional criatura isleña.

Literatura recomendada


martes, 20 de marzo de 2012

Nuevo video Symphony of Science

Hola que tal. Les dejo este nuevo video que ha sido producido por Symphony of Science (Sinfonía de la Ciencia). Espero les guste tanto como a mi.

SALUDOS

domingo, 18 de marzo de 2012

Galería: Mastodonte (y algunas diferencias con los Mamutes)

     Mastodonte es el nombre genérico que recibe un grupo muy diverso de proboscídeos (animales emparentados con los elefantes modernos) que no es natural, es decir: que no todos poseen un único ancestro común cercano y que por lo tanto no se pueden agrupar en un único árbol evolutivo sin que excluyamos otras formas cercanamente emparentadas.

Figura 1. Evolución de los proboscídeos y subrayado en rojo algunos representantes de la anatomía dental de los "mastodontes". Modificado de Vladimir Nikolov.

     En este post me referiré al mastodonte americano o mejor dicho: al Mammut americanum. No se confunda estimado lector, aunque su nombre científico dice mamut, no es un mamut, pues los mamutes (tenga en mente a Manfred de la película "la era de hielo" por ejemplo) pertenecen a la familia Elephantidae y no a la familia Mammutidae que es a la que corresponde Mammut. Es más, los mamutes son parientes muy cercanos de los elefantes (más no evolucionaron en estos) y los mastodontes son proboscídeos muy primitivos que sobrevivieron hasta poco antes del holoceno (hace unos 10,000 años). Los dientes de los 'mastodontes' tienen cúspides altas llamadas lófidos, los de los mamutes tienen cúspides al mismo nivel llamadas láminas; los mastodontes poseen hombros casi al mismo nivel que las caderas, los mamutes tienen los hombros más altos; los mastodontes poseen defensas (no se llaman colmillos pues técnicamente son un par de incisivos muy grandes) pequeñas y más rectas, los mamutes las poseen más largas y considerablemente más curvadas hacia dentro; los mastodontes poseen un cuerpo más robusto y en forma de barril, los mamutes poseen un cuerpo más esbelto, aplanado lateralmente; los mastodontes poseen un cráneo bajo, los mamutes uno alto; los mastodontes poseen huesos en general más robustos que los mamutes, etc*.

Figura 2. Principales diferencias entre un Mammut y un Mammuthus. Molares tomados de Skulls Unlimited; reconstrucciones de Pat Ortega, ©Natural History Museum of Los Angeles County.

     Sin más preámbulos comencemos con la galería:

Figura 3. Mastodonte de Charles R. Knight.


Figura 4. Mastodonte del Illinois State Museum. Autor desconocido.


Figura 5. Mastodonte de Sergio de la Rosa.


Figura 6. Mastodonte de Daniel Reed.


Figura 7. Mastodonte de Dmitry Bogdanov.


Figura 8. Mastodonte de Enciclopaedia Britannica, Inc.


Figura 9. Otro mastodonte del Illinois State Museum. Autor desconocido.


Figura 10. Mastodonte de Todd S. Marshall. Atrás un mamut.


Figura 11. Mastodonte del Natural History Museum de Londres. Autor desconocido.


Figura 12. Mastodonte de J. M. Gleeson.


Figura 13. Mastodonte de Roman Uchytel.


Figura 14. Mastodonte de Josef Moravec.


Figura 15. Mastodonte de Laurie O'Keefe.


Figura 16. Mastodontes del Field Museum de Chicago.


Figura 17. Mastodonte de Joseph S. Venus.


Figura 18. Otro mastodonte de Charles R. Knight.


Figura 19. Otro mastodonte más de Charles R. Knight.


Figura 20. Mastodonte de Carl Buell.


Figura 21. Mastodonte de Virginia Museum of Natural History. Autor desconocido. La falta de pelo es artificiosa, se conocen pieles de Mammut americanum y se sabe que poseían un denso pelaje.


Figura 22. Mastodontes luchando, ilustración de Velizar Simeonovski.


Figura 23. Mamut (frente) y mastodonte (atrás) de Raúl Martín.


Figura 24. Mastodonte (al frente), elefante africano (en medio) y Mamut columbino (atrás). Reconstrucción de Velizar Simeonovski.


Figura 35. Mastodonte del juego Zoo Tycoon 2 Extinct Animals (©Microsoft Game Studios). 

     Bueno, espero que este tema les haya gustado. Hasta la próxima.

viernes, 9 de marzo de 2012

Top 10 errores de 10,000 A. C.

Siguiendo con el hilo argumentativo de nuestro tema previo (link) de esta serie de errores en películas de ciencia ficción que involucran temas que atañen a la biología y a la paleontología, llega este nuevo top 10 de errores y esta vez toca el turno a aquella película que se estrenase en 2008, dirigida y producida por  Roland Emmerich: 10,000 AC. Así que sin más preámbulos, demos inicio a esta cuenta regresiva

Número 10: Mamutes trotadores.
En varias escenas de la película podemos ver a los enormes mamutes corriendo cual si fueran algún tipo de caballo.

Figura 1. Mamutes corriendo, escena de la película (©2008, Warner Bros).

Pocos notan que este es un error garrafal y ahora mismo procederé a explicar en qué consiste. Los mamutes son parientes cercanos de los actuales elefantes y de hecho están clasificados dentro de la misma familia: Elephantidae y como elefántidos que son, no pueden correr. Cualquiera con sentido común podría pensar que ha visto elefantes correr pero esto no es así. La RAE define correr como: “…Andar rápidamente y con tanto impulso que, entre un paso y el siguiente, quedan por un momento ambos pies en el aire.” En el caso de los cuadrúpedos corredores se dice que quedan los cuatro miembros en el aire, es decir: por un breve momento (que puede ser de centésimas de segundo) todas las extremidades están suspendidas en el aire. Es bien sabido que los elefantes se mueven a velocidades de hasta 40Km/h, pero lo hacen caminando. La siguiente secuencia de un elefante demuestra que en realidad caminan muy, pero muy rápido.

Figura 2. Secuencia a gran velocidad de un elefante asiático (Elephas), el pariente vivo más cercano a los mamutes.

Número 9: Chiles y maíz.
En una escena de la película, los héroes se encuentran con una tribu africana que les brinda su hospitalidad y los invita a comer luego de saber que el protagonista es “el elegido”. Nada parece estar fuera de lugar, salvo que les ofrecen chiles para comer. ¿Cuál es el error?: que los chiles (género Capsicum) son originarios del continente Americano y en aquella época no habían sido exportados por medio del comercio a otros sitios del planeta, por lo que su presencia en África sería el equivalente de encontrarnos vacas en América por la misma edad.

Figura 3. Escena con chiles en lo que se presume es África. (©2008, Warner Bros).

El otro error, aparece cuando al protagonista y a su dama, de vuelta de la aventura, se les regalan granos para que los siembren y ya no dependan de la caza del mamut, que está en decadencia. ¿Qué hay de malo con unos granos?, que entre ellos encontramos granos de maíz y estos no deberían estar aquí. Se supone que el maíz (Zea mays) es una planta que desciende vía domesticación del teocinte o teocintle, una gramínea silvestre que produce granos muy pequeños –comparados con los granos que conocemos hoy-. Este evento de domesticación tuvo lugar varias ocasiones en Mesoamérica, uno de los registros más antiguos data de hace 8,000 a 6,500 años antes de la era común (AEC) en lo que hoy es el centro del estado de Oaxaca, México. Por ello, el maíz aún no había sido domesticado y mucho menos había atravesado océanos para llegar al viejo mundo –pues lo hizo hasta la época de las colonias con el gran intercambio de granos y especias entre Europa y América-.

Figura 4. Escena con maíz. (©2008, Warner Bros).

Número 8: Armas, Agricultura y Pirámides.
Comencemos este triple desastre en orden: algunas de las armas que salen en la película sencillamente están fuera de lugar, pues se muestran armas de metal forjado. Hace 10,000 años, la humanidad seguía construyendo armas con palos y piedras, que aunque sofisticados, no llegaban ni de cerca al nivel de un arma de metal. La edad de piedra terminó con la “llegada” de la edad de los metales, si bien, los registros más antiguos datan de por lo menos 9,500 AEC, se trataba de pequeños ornamentos más bien toscos y con una pureza del metal muy baja. La forja de armas no tomaría lugar sino hasta el 4,000 AEC, por lo que estas armas están avanzadas casi 6,000 años. Es como querer que los antiguos egipcios conocieran las armas termonucleares.

Figura 5. Escena con armas de acero u otro metal forjado, donde se aprecia una espada a la izquierda (©2008, Warner Bros).

El otro error es que presentan a una humanidad que cultiva plantas. Dejando de lado que los agricultores son los que viven en el desierto y es difícil que ahí haya empezado la agricultura, los registros más antiguos de la actividad agrícola del ser humano se remontan al año 8,500 AEC y son de la región donde se desarrollaría siglos después, Mesopotamia. Si bien el proceso de agricultura inició de forma independiente en el mundo, queda mucha duda sobre si los pueblos –que principalmente eran cazadores y recolectores- cultivaban algo. El consenso de los antropólogos y arqueólogos es que hace 10,000 años no había ningún pueblo que cultivase ni el más mínimo pasto.

Figura 6. Inicios de la agricultura en el mundo.

Otro error temporal (cuya denominación correcta es anacronismo) es que se presentan pirámides. Si, estimado lector son las pirámides famosas de Egipto, las pirámides de Guiza. Este error abisal consta de varias sesiones: la primera es que las pirámides no fueron construidas al mismo tiempo, ni por el mismo faraón (que nada tiene que ver con el caucásico y geriátrico rey misterioso de la película). Las tres icónicas pirámides son (en orden de talla): la Gran Pirámide de Guiza, la Pirámide de Jafra y la Pirámide de Menkaura. Estas fueron construidas en el 2,570 AEC, 2,600 AEC y probablemente en el 2,700 AEC, por los faraones: Keops, Kefrén y Menkaura respectivamente. Por ello, esta representación con mamutes constructores y amaestrados es totalmente disparatada.

Figura 7. Las pirámides de Guiza.

Número 7: Cuerpo sensual
No se exalte estimado lector, este error no es tan agradable como pareciera. Se trata de una crítica (quizá no muy merecida) a la protagonista: Evolet. Resulta que ella tiene un físico y unos rasgos considerados como ‘bellos’ en la cultura occidental moderna, pero la concepción de belleza –al tratarse de algo subjetivo y un artificio meramente cultural- ha cambiado mucho con el paso del tiempo y es muy poco probable que una sociedad cazadora-recolectora apreciase rasgos finos y delgados puesto que no son indicativo de fertilidad y estatus (el brindado por traer más miembros al grupo, o lo que es lo mismo: dar a luz a la mayor cantidad de individuos potencialmente productivos al grupo social). Seguramente las mujeres más ‘bellas’ de aquellas épocas eran las que presentaban los mejores rasgos reproductivos, dígase senos y caderas grandes, una salud y cuerpo robustos y otros. Un indicio de las ideas de fertilidad procede de una estatuilla muy famosa, la “Venus de Willendorf”, que data de por lo menos 20,000 años pero que tiene homólogos en diversas culturas más modernas como la egipcia, por ello asumimos que esta fisionomía de la fertilidad era el ‘appeal’ más requerido en este tipo de sociedades “primitivas”. Por ello el cuerpo de la protagonista probablemente sería considerado como un indicio de una mujer no apta para procrear y por lo tanto, poco atractiva.

Figura 8. La “Venus de Willendorf”, un probable indicio de los cánones de belleza prehistóricos.

Número 6: Constelaciones

Solemos pensar que las constelaciones son grupos de estrellas reales. Sin embargo, estas constelaciones se componen de ilusiones bidimiensionales de estrellas que están realmente en un espacio tridimensional, por lo que tenemos que tener ciertas consideraciones: las estrellas de nuestra galaxia (la vía láctea) son las únicas visibles en el cielo nocturno, estas estrellas giran en pequeños clústeres y estos a su vez orbitan el ‘núcleo’ galáctico; consideremos además que estrellas distantes se moverán poco (aparentemente) y las cercanas se moverán más, finalmente considere estimado lector que la tierra se mueve mucho en períodos de tiempo largos y que su eje no permanece estable, sino que bambolea cual trompo cada determinado tiempo. Teniendo en mente todo esto, sabremos que las constelaciones no existen como entidades, sino que estamos viendo estrellas de diferentes tallas, en diferentes puntos del espacio como un esquema de cosas banales con las que las relacionamos. Ahora bien, en la película se muestra una profecía que tiene que ver con la constelación de orión: el cazador. Lo curioso sobreviene cuando consideramos que hace 10,000 años el firmamento que conocemos era distinto y que dicha constelación era sutilmente diferente. Pero no es todo, cada cultura ve las constelaciones que le place y donde unos ven un dragón, otros ven un río, lo más probable es que la gente del filme no haya conocido a orión con su connotación actual.

Figura 9. La ilusión óptica de la constelación de orión.

Número 5: Distribución y tamaño del mamut
A diferencia de lo que normalmente se cree, no existió una, sino muchas especies de mamut, por supuesto, todas extintas. Los mamutes de la película tienen un aspecto que los hace fácilmente identificables como la especie de mayor distribución del mundo: Mammuthus primigenius, el mamut lanudo. Esta especie de elefántido se distribuía prácticamente en toda la región boreal del mundo, desde Portugal en Europa, hasta Estados Unidos, en América; vivió desde hace 1.8Ma hasta hace unos 4,500 años y por lo que sabemos jamás pisó África, por lo que la idea del filme de mamutes en este continente está mal representada.

Figura 10. Distribución de M. primigenius a nivel global. (Tomado de Paleobiology Database, 2012)

Pero no es sólo la distribución de este mamut lo que consterna, sino además su talla. Contrario a la opinión popular y la de muchos otros filmes, los mamutes no eran muchísimo más grandes que los actuales elefantes, la mayoría de ellos tenía casi el mismo tamaño si bien, muchas especies si llegaron a ser descomunales (como el mamut de las estepas: Mammuthus trogontherii), el caso del mamut lanudo no es este, pues este proboscídeo alcanzaba la talla de 2.8m de altura a la cruz. Resulta curioso que el elefante africano de sabana moderno alcance 3.3m de altura, siendo mucho más grande que su primo de la era de hielo.

Figura 11. Comparación de talla entre el elefante africano de la sabana (Loxodonta africana) y el mamut lanudo (Mammuthus primigenius). Reconstrucción de mamut lanudo modificada de Daniel Reed.

Número 4: Caballos domésticos
Los caballos (género Equus) son un grupo bastante diverso de perisodáctilos (ungulados con “pezuñas impares”) de origen norteamericano, incluyen cebras, asnos, onagros, y caballos –en el sentido estricto-. A pesar de ser de origen neártico, los equinos modernos se extinguieron en las Américas, pero antes lograron cruzar el estrecho de Bering de vuelta hacia Asia y a partir de ahí radiaron en todas las especies modernas. El error maestro de la película consiste en mostrar caballos domesticados que son usados como monturas bastante dóciles. ¿pero qué hay de malo? Pues simple, los caballos fueron domesticados por los seres humanos hasta el año 4,000 AEC en lo que hoy es Ucrania, por lo que su presencia en el año 10,000 AEC raya en lo ridículo.

Figura 12. Escena con caballos. (©2008, Warner Bros).

Número 3: Bosques de bambú
Los bambúes son plantas monocotiledóneas de la familia de los pastos (Poaceae), que a su vez pertenecen a la subfamilia Bambusoideae. Son de gran utilidad en la fabricación de instrumentos y para la alimentación, pues sus brotes tiernos pueden ser hervidos para consumo humano. Estas plantas están distribuidas hoy en casi todo el mundo y su rango cubre una franja que abarca parte del noreste australiano, el sureste asiático, el África subsahariana, las Américas tropicales y algunas islas del Caribe. El problema con la película es que muestran un bosque de bambú donde no debería existir ninguno. Asumimos que los protagonistas son de alguna región europea y que se desplazan hasta Egipto. En todo este trayecto es imposible hallar bosques de bambú como el que se representa, para hallarlos, nuestros amigos debieron de haber viajado durante semanas (o meses) hasta alcanzar Asia y luego volver hasta llegar a Egipto, una hazaña poco plausible tomando en cuenta que el protagonista carga consigo a un herido por ave gigante. Si bien, el clima era diferente al moderno y por lo tanto, también la distribución de estas plantas; el rango de esta subfamilia debió de haberse limitado hacia las regiones más lluviosas de su distribución moderna, creando una franja aún más reducida que en la actualidad.

Figura 13. Distribución actual del bambú.

Número 2: Tigre dientes de sable
Los “tigres” dientes de sable fueron felinos (familia Felidae) que no están estrechamente emparentados a los modernos tigres. La familia de los gatos se subdivide en varias subfamilias, en la que están los tigres, leones, leopardos y casi todo gran felino moderno es la llamada Pantherinae, estos se diferencian de la subfamilia en la que se incluyen los dientes de sable, dientes de cimitarra y demás (Machairodontinae) en que poseen colas más largas y hombros y caderas al mismo nivel. En el filme aparece un gran felino dientes de sable (macairodontino) que posee todo un alijo de defectos morfológicos como: cola excesivamente más larga de lo que debería ser, patrón de color como de tigre/león poco probable, hombros a la misma altura que las caderas y tamaño colosal (su talla es exagerada, tanto que si hubiese vivido algo como eso, sería uno de los mayores depredadores mamiferianos terrestres que jamás hayan vivido y superaría con creces a cualquier felino de la historia, véase titanes mamíferos). Ahora bien, tenemos la ignominiosa duda sobre cuál es el género que quisieron retratar, si fue el Smilodon o ‘felino dientes de sable’, cometieron un error garrafal, este es endémico de las américas. Si fue Homotherium, que sobrevivió hasta mediados del Pleistoceno (30,000 AEC) en Europa e inicios del mismo en África (hace 1.5Ma) debemos alegar demencia por su morfología incongruente y lo tenemos que hacer vivir “sólo” unos 20,000 años más y trasladarlo a África. Así nos queda sólo un género posible: Machairodus que se extinguió hace tan solo 12,600 años y que vivió en África y Europa, también tenemos que darle esteroides inmortalizadores para hacerlo vivir un poco más y crecerlo monstruosamente. La especie que más se acerca (si se puede decir) es Machairodus giganteus que poseía colmillos más desarrollados que otros macairodus, una cola relativamente larga y una altura de hombros casi idéntica a la de las caderas. Pero sigue existiendo el problema del mega-tamaño. Sin lugar a dudas, este félido es una de las peores reconstrucciones de vida prehistórica que deambulan por los rollos fílmicos.

Figura 12. ¿Quién es este Pókemon felino dientes de sable? Imagen superior: ©2008, Warner Bros. Reconstrucción de la izquierda y derecha: Roman Uchytel; reconstrucción del centro: Daniel Reed.

Número 1: ¿Aves del terror?
Llegamos al peor error de la película, uno que supera a los mamíferos del bestiario de “hace 10,000 años”, las aves del terror. Este grupo de aves pertenecen a la famila forusrácide (Phorusrhacidae), un grupo relacionado cercanamente a las grullas y cariamas modernas, y que era endémico de las américas. A partir de este punto podemos notar el error, la trama no se desarrolla en América, sino en Europa/África por lo que la existencia de estas aves en esta parte del mundo está totalmente fuera de lugar. Algunos argumentan que no son aves del terror, sino otro grupo, los especímenes que aparecen en el filme tienen la morfología típica de un ave del terror sudamericana. El otro grupo al que achacan la identidad de estos carnívoros son a los gastornitiformes (Gastornithiformes), un grupo de aves carnívoras gigantes que vivió en África, Europa, Asia y Norteamérica, como podemos apreciar casi de inmediato, el ave concuerda en su distribución con lo mostrado en la película. Pero espere un momento estimado lector, resulta que estas aves ¡vivieron entre hace 55 a 45 millones de años! Lo que hace imposible que hayan seguido vivas hasta hace 10,000 años. Además, estas aves eran más robustas y sus picos eran bastante diferentes de los picos de las aves presentadas en el filme, por lo que con toda seguridad podemos decir que los hacedores de esta película no se informaron en lo absoluto en lo que respecta a la biología de sus criaturas antes de plasmarlas en pantalla, lo cual la convierte en una de las peores cintas recientes de paleo-ciencia ficción.

Figura 13. Arriba: combo doble, bambú y ave del terror (©2008, Warner Bros). Abajo izquierda: un ave carnívora gigante de hace 55-45Ma. Abajo, derecha: un ave del terror sudamericana.