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Las aves son uno de los grupos biológicos más importantes. Actualmente conforman cerca de 10,000 especies, de las cuales algunas juegan roles importantes en la religión, el folclor, las artes, la gastronomía e incluso como mascotas. Sabíamos gracias a los naturalistas de la época victoriana que las aves descendían de algún grupo de reptiles, después de todo ellas tienen escamas en las patas y ponen huevos con cáscara. La noción de que las aves descendían directamente de un linaje particular de dinosaurios carnívoros bípedos se afianzó y confirmó hasta varias décadas después de su propuesta como hipótesis, pero ¿por qué tardamos tanto en notarlo?
El espíritu santo es una figura importante en las religiones Cristianas y se representa con una paloma (Columba livia) inmaculada.
La respuesta podría ser que las aves no estaban bien representadas en el registro fósil y que no fue sino hasta hace muy poco que comenzamos a desentrañar los misterios de las aves extintas. Pero ¿es que acaso los paleontólogos iban por ahí omitiendo fósiles de ave? En realidad lo que sucede es que las aves son tan delicadas en vida como lo son tras su muerte. En los yacimientos de vertebrados terrestres "clásicos" lo más abundante eran los grandes huesos y por lo tanto los señores paleontólogos de antaño y sus ayudantes de campo no prestaban tanta atención a los huesos pequeños.
La caza de fósiles de antaño se llevaba a cabo con menor escrutinio que hoy día.
Pero esa no es toda la historia. En realidad los huesos de las aves son muy difíciles de conservar, pues su estructura difiere bastante a la de un hueso de mamífero o uno de reptil. Mientras los escamosos y nosotros los peludos, tenemos huesos robustos y muchas veces pesados, las aves suelen tener huesos ligeros. Éstos pueden incluso tener sólo milímetros de espesor y por lo general están constituidos por una serie de contrafuertes y trabéculas internas que cumplen dos funciones. Por una parte aligeran el peso del ave (una adaptación al vuelo remanente aún en aves no voladoras) y por otra, extienden el área en la cual existe toda una red de "pulmones extra" llamados sacos aéreos (una adaptación que mejora la absorción de oxígeno y que además aligera aún más el peso).
Corte de un hueso de busardo ratonero o águila ratonera (Buteo buteo). Note lo delgado del hueso y cómo se soporta por una red interna de trabéculas.
Lamentablemente, este sistema de huesos huecos y plagados de contrafuertes no resulta muy resistente al arrastre por medios como el agua o el viento. Esto hace que la inmensa mayoría de los esqueletos de aves ni siquiera tengan una oportunidad de fosilizarse en la mayoría de los ambientes continentales donde se forman los fósiles. De ahí que la mayoría de las aves fósiles que tenemos procedan de ambientes tranquilos como los lagos.
Fósil de Massilatrogon, hallado en Alemania.
Este potencial sesgo también nos garantiza que cuando encontremos esqueletos completos de aves, también tendremos casi como garantía la presencia de impresiones de plumas, algo que nos ayuda aún más a entender a este grupo de reptiles que ascendieron a los cielos.
Espero que el tema haya sido de su agrado, no olviden votar y dejarnos un comentario. Hasta la próxima.
muy bueno
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario, me da gusto que le haya gustado.
EliminarSALUDOS
un blog muy profesional, me ha gustado lo que has hecho, saludos!
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario. Espero seguir así.
EliminarSALUDOS :D