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jueves, 8 de febrero de 2018

Una mamá muy curiosa

Cuando uno lee acerca de "cuidado parental" en el registro fósil uno imagina vertebrados cuidando a sus crías, dinosaurios empollando a sus huevos u otras estrategias. O bueno, es lo que yo pienso cuando escucho ese binomio. Resulta que recientemente se publicó un nuevo estudio que muestra la primer evidencia de cuidado parental... ¡en cucarachas!

Reconstrucción artística de la cucaracha Piniblattella yixianensis por Dr Chen Wang.

La mayoría de las cucarachas son en realidad buenas madres. Empiezan el cuidado de su progenie desde el huevo, generando una estructura capsular que los mantiene a salvo de infecciones y depredadores. Seguramente has visto alguna de estas estructuras, se denominan ooteca. Sin embargo, cuándo apareció la ooteca y sus variantes de "uso" era un tanto enigmático.

Blatta lateralis poniendo una ooteca. Fotografía de (CC) Happy1892.

Una nueva especie de cucaracha (Piniblattella yixianensis), descrita a partir de fósiles de la formación Yixian, que datan del Cretácico temprano (ca. 126 millones de años) aporta nuevo conocimiento de ootecas fósiles. Pues en Piniblattella yixianensis fue encontrada evidencia de ootecas, pero no cualquier cápsula de huevos, éstas medían entre el 42 y el 62% de la longitud total del adulto, contenían entre 60 y 70 huevos y exhiben evidencias de oviparismo tipo B, que consiste en llevar la cápsula de huevos pegada al cuerpo hasta que eclosionen las ninfas (los bebé cucaracha sin alas). Esta estrategia es típica de cucarachas de las familias Blattidae y Ectobiidae (la familia a la que pertenece P. yixianensis). 

Holotipo (arriba, izquierda) y paratipos de Piniblattella yixianensis. Simbología, cerci: cercos, boundaries: separación entre cámaras de la ooteca y keel: quilla de la ooteca. Modificado de Gao et al. (2018).

Adicionalmente al estudio de los fósiles de estas mamás tan curiosas, los autores del estudio analizaron ootecas fósiles conservadas en ámbar de Birmania, de hace unos 99 millones de años y concluyeron que las ootecas tipo B, evolucionaron en el Cretácico temprano, poco antes de la aparición de P. yixianensis. Pues se sabe que en lo general, las ootecas de cucaracha, aparecieron durante el Jurásico tardío.

Ootecas conservadas en ámbar de hace 99 millones de años. Tomado de Gao et al. (2018).

Esta es la primera vez que se preserva evidencia de la modalidad de reproducción B, cargando las ootecas y esto es lo que pudo haber propulsado el éxito evolutivo de las cucarachas en los ecosistemas terrestres del planeta, mismo que hace que hayan sobrevivido a la catástrofe de finales del Cretácico y que sean tan diversas y adaptables en la actualidad. Hoy por hoy podemos decir que en la era de los dinosaurios, las cucarachas no sólo ya existían, sino que además, eran unas madres muy buenas.

Fuente:
Gao, T., C. Shih, C.C. Labandeira, X. Liu, Z. Wang y Y. Che. 2018. Maternal care by Early Cretaceous cockroaches. Journal of Systematic Palaeontology. DOI: 10.1080/14772019.2018.1426059

viernes, 2 de febrero de 2018

Insecto con pecho asesino

El ámbar es resina fósil que ofrece uno de los escasos medios de preservación excepcional que existen y a diferencia del alquitrán o el hielo, dura mucho, mucho más. Dicha preservación ayuda a poder estudiar nuevos bichos o partes de ellos con gran detalle y de cuando en cuando nos puede sorprender gratamente, tal y como fue el caso recientemente. Resulta que se acaba de describir una nueva especie de insecto conservado en ámbar: Caputoraptor elegans.

Reconstrucción artística del aspecto de Caputoraptor elegans. Tomado de Bai et al. (2018).

Este nuevo bicho fue descubierto en ámbar de Birmania de hace aproximadamente 99 millones de años, lo que corresponde al Cretácico tardío inferior. Según sus descriptores, el insecto pertenece a un grupo extinto llamado Alienoptera ("ala extraña" en griego), miembros transicionales entre las cucarachas y las mantis. La nueva especie fue llamada Caputoraptor elegans, que significa "cabeza ladrona elegante" en referencia al probable estilo de vida de predador del insecto así como a la peculiar cabeza y tórax de la especie que forma una especie de "aparato masticador" y a lo delgado de la parte trasera del cuerpo, precisamente algo "elegante" según sus descriptores.

Holotipo (ejemplar que representa a toda la especie) en A-C y paratipo (ejemplar adicional) en D. En el acercamiento mostrado en D se aprecia el aparato de tijera. Las barras de escala representan 1 mm. Tomado de Bai et al. (2018).

Caputoraptor fue descrito a partir de nueve ejemplares conservados en ochos piezas de ámbar. Entre dichos ejemplares se encontraban sólo hembras (reconocidas por su aparato reproductor) en varios estados de desarrollo, de ninfas a adultas. Lo más peculiar del insecto es su tórax, pues junto con los procesos genales de la cabeza (lo que uno llamaría "mejillas") formaba un aparato en forma de tijera. La función de este aparato es desconocida aunque se proponen dos posibles: sexo y depredación (básicamente para lo que vive todo animal). Y una tercera que es algo rara: la defensa.

Potenciales funciones del aparato de tijera de Caputoraptor. A) la cópula, B) defensa y C) depredación. Tomado de Bai et al. (2018).

Lo curioso es que se proponga que el aparato tijera haya servido para la cópula, porque eso implicaría que las hembras eran las que se aferraban a su pareja. Eso haría de Caputoraptor una especie con hembras empoderadas y muy, muy interesantes. Esperemos que los machos se descubran para poder saber si ese es el caso. Otra función curiosa es la defensa, pues no veo cómo podría funcionar. Y finalmente, de haber servido a la depredación, sería la primera vez que un insecto evoluciona un tórax asesino.

Ubicación de Caputoraptor en el gran árbol familiar de los insectos cucarachoides y mantoides. Esquema modificado de Bai et al. (2018).

Esto hace de este pequeño insecto habitante del follaje Cretácico uno de los descubrimientos más interesantes en lo que va del año, un año que pinta muy bien. Y a ti ¿qué te parece Caputoraptor?

Fuente:
Bai, M., Beutel, R. G., Zhang, W., Wang, S., Hörnig, M., Gröhn, C., ... & Wipfler, B. (2018). A New Cretaceous Insect with a Unique Cephalo-thoracic Scissor Device. Current Biology.

jueves, 2 de febrero de 2017

Orquídeas cantarofílicas

Las orquídeas (familia Orchidaceae) son plantas con flores que pertenecen al grupo de las Asparagales, un grupo que incluye varias plantas poco conocidas y a las agaváceas, famosas por su uso para la industria del alcohol y la producción de mezcales (entre los que destaca el Tequila). El nombre orquídea significa "con forma de testículo", en referencia a que algunos de los bulbos de estas plantas tienen formas un tanto... Peculiares.

Una orquídea que con su apariencia, engaña a insectos a pensar que son una abeja hembra dispuesta a copular... Al final el pobre macho calenturiento se va con una bolsa de esperma de orquídea.

La coevolución entre plantas y mecanismo de polinización de éstas se denomina: "síndrome de polinización". Actualmente estas plantas son polinizadas principalmente por insectos de los órdenes Himenoptera y Lepidoptera (abejas y mariposas respectivamente), aunque pueden ser polinizadas por otros animales e incluso, las orquídeas pueden ser independientes de cualquier ayuda animal. A cada tipo de polinización dependiente de insectos se les da diferentes nombres. Por ejemplo, la que depende de abejas se denomina "melitofilia", la que depende de mariposas "psicofilia" y la que depende de escarabajos, "cantarofilia".

Una inflorescencia de orquídeas es visitada por una mariposa. A este síndrome de polinización se le conoce como falenofilia.

Las orquídeas casi nunca presentan cantarofilia, pues los escarabajos no son polinizadores eficientes. Sin embargo, un nuevo estudio con ámbar de República Dominicana y de México (Simojovel, Chiapas) muestra que orquídeas del Eoceno-Mioceno usaban escarabajos para que llevaran a cabo su polinización. La evidencia procede del estudio de unos extraños "bultos" en el dorso de los escarabajos. Esos bultos eran ni más ni menos que bolitas de "esperma" vegetal (polen) llamados "polinia".

Escarabajos con evidencias de su visita a orquídeas. A la izquierda, un gorgojo (Curculionoidea) de República Dominicana posado sobre una orquídea, portando una polinia (indicada por la flecha). A la derecha, Annulites mexicana (de Chiapas, México), un escarabajo tilodactílido (Ptilodactylidae) con pollinia (indicados por la flecha) adheridos a la boca. Fotos tomadas de Poinar (2016).

Esto no sólo demuestra que en el pasado, la amplitud de polinizadores que tenían las orquídeas era mucho mayor, sino que además, destaca el papel de los escarabajos como polinizadores de orquídeas y sugiere que su importancia fue mayor en el pasado. Sin embargo, la dificultad de encontrar piezas de evidencia como éstas, hace que interacciones como la polinización sea "invisible", al menos de forma temporal, pues si algo muestran estos fósiles es que hay mucho más de lo que se ve a primera vista en una pieza. La cosa es buscar.


Fuente:
Poinar, G. (2016). Beetles with orchid pollinaria in Dominican and Mexican amber. American Entomologist, 62(3), 172-177.

jueves, 9 de enero de 2014

¿Quién se comía el excremento de los dinosaurios?

Contrario a lo que podríamos pensar, los excrementos no son desechos sin utilidad para otros bichos. Existe toda una gama de organismos que se alimentan de los excrementos y a esta dieta tan exclusiva la denominamos coprofagia, una palabra que se deriva de las raíces griegas κόπρος (cópros) que significa heces y φαγεῖν (phagein), que significa comer. A pesar de que a los humanos nos pudiera resultar un hábito repugnante, el consumo de heces es un nicho ecológico que provee a la naturaleza de un servicio de limpieza eficiente.

El estiércol es una fuente insospechada de alimento para muchas criaturas.

Existen diferentes tipos de animales coprófagos. Algunos de ellos lo hacen debido a que al no haber digerido completamente sus alimentos, la reingesta de sus heces les garantiza una mejor absorción de nutrientes. En esta categoría tenemos a los herbívoros (y algunos omnívoros) que fermentan la materia vegetal en la parte final del intestino, como roedores, cerdos, conejos y liebres. Otros lo hacen cuando jóvenes para obtener las bacterias necesarias en la digestión de la materia vegetal que consumirán cuando se alimenten por sí mismos. En esta categoría tenemos hipopótamos, koalas, elefantes y pandas. Finalmente existe un grupo de animales que se alimentan de las heces de otros animales y hacen de esta práctica su modo de vida. En esta categoría tenemos insectos como los famosos escarabajos peloteros, moscas de rápido desarrollo e incluso mariposas.

Mariposas coprófagas.

En los tiempos de los dinosaurios gigantes existían pilas gigantes de excremento, pero sus consumidores modernos como los insectos antes mencionados eran extremadamente raros, entonces ¿quién se encargaba de comer toda ese material? Los candidatos potenciales son las cucarachas de la extinta familia Blattulidae que eran bastante comunes durante el Mesozoico. Para probar esta hipótesis, los científicos usaron algunas de estas cucarachas preservadas en ámbar de hace ca. 120 millones de años y analizaron sus contenidos estomacales y heces con ayuda de los poderosos rayos X del sincrotrón y técnicas de tomografía 3D para saber qué comieron estos organismos antes de ser encarcelados. Se encontró que estas cucarachas se alimentaron de excrementos de donde no sólo consiguieron su alimento, sino que además adquirieron los microorganismos capaces de degradar dicho material.

A) Ámbar y una de las cucarachas analizadas. B-C) Antenas. D-E) Coprolitos (excrementos fósiles de cucaracha) analizados, D) imagen de microscopio óptico, E) reconstrucción 3D y F) corte analizado en el sincrotrón. Tomado de Vršanský et al. (2013).

Este hallazgo pone de manifiesto que la ecología del Mesozoico era igual de compleja que la actual, pero que tenía una composición taxonómica distinta (i.e. cucarachas en vez de escarabajos y moscas alimentándose de estiércol), algo sin duda asombroso.

FUENTE PRINCIPAL:
Vršanský, P., van de Kamp, T., Azar, D., Prokin, A., Vidlička, L. U., & Vagovič, P. (2013). Cockroaches Probably Cleaned Up after Dinosaurs. PloS one, 8(12), e80560.

martes, 19 de noviembre de 2013

La extinción K/T de las abejas

El evento K/T es el nombre formal para el fenómeno de extinción de finales del Cretácico y principios del Paleógeno. Este suceso es popular por la extinción de los dinosaurios, pero hay que recordar que con los señores del Mesozoico, también perecieron diferentes grupos animales, vegetales e incluso de microorganismos. No todos estos grupos de organismos se extinguieron totalmente, sino que algunos vieron muy afectada su diversidad sin desaparecer del todo.

La extinción K/T es mejor conocida por la desaparición dramática de los dinosaurios. Ilustración de Renard "frenchfox".

Uno de estos grupos fue el de los xilocopinos (subfamilia Xylocopinae), unas abejas que aparecieron durante el Cretácico y cuya evolución estuvo fuertemente entrelazada con la de las emergentes plantas con flores. La relación de los xilocopinos con las flores ha sido íntima, pues las flores sobornan con alimentos a estas abejas para que ellas lleven a cabo la polinización. Hasta hace poco nadie sospechaba que este grupo de insectos había sufrido por la extinción K/T, pero un estudio reciente ha puesto de manifiesto este evento.

Filogenia calibrada de las cuatro tribus de la subfamilia Xilocopinae.

Mediante el análisis del ADN, los investigadores han descubierto que hace unos 65 millones de años, las relaciones de polinización se vieron afectadas profundamente, provocando la extinción masiva de las abejas xilocopinas. Aunque se han propuesto diversos agentes causantes del cambio climático que alteró las comunidades a nivel global, los eventos descubiertos hasta ahora incluyen el impacto de un cuerpo extraterrestre en Chicxulub (México) y la erupción masiva de volcanes en el Deccan (India).

Modelo de linajes a través del tiempo de abejas xilocopinas desde hace 107 Ma hasta la actualidad con un modelo de reloj molecular relajado. El evento de extinción está indicado con la barra azul.

Si bien, se conocen pocos fósiles de abejas cretácicas, futuros hallazgos probarán o refutarán la idea de esta extinción que hoy por hoy parece haber sucedido.

FUENTE PRINCIPAL:
Rehan, S. M., Leys, R., & Schwarz, M. P. (2013). First Evidence for a Massive Extinction Event Affecting Bees Close to the KT Boundary. PloS one, 8(10), e76683.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Problemas para clonar un dinosaurio (1)

Este tema es producto de la votación de nuestros lectores "De-extinción, la resurrección de especies extintas" (clic para ver) para saber más al respecto. Gracias y sigan votando para más "quiero saber más".

Existen muchos problemas para clonar a un dinosaurio, ya habrá tiempo y espacio para hablar de cada uno de ellos, pero por ahora me centraré en aquello que llamo "el prisionero adecuado". Existe toda una gama de fósiles, la mayoría los identifica como sólo huesos, pero existen formas muy diversas que van desde dientes, moldes del cerebro, huellas, excrementos vómito e incluso animales congelados. Entre ellos encontramos al popular ámbar, una resina natural que ha sido endurecida por el paso del tiempo y ha sido convertida en lo que los humanos llamamos "piedra preciosa". Algunas de ellas contienen en su interior prisioneros diversos que van desde florecillas a pequeños anfibios y reptiles.

Los fósiles contenidos en el ámbar van de florecillas a pequeños vertebrados como el gecko de la derecha.

Un dinosaurio no cabe en ámbar, entonces ¿cómo esperamos que este tipo de fósil ayude en su clonación? Según la novela de Michael Crichton "Parque Jurásico", habría que buscar mosquitos, pues estos insectos tienen el hábito de succionar sangre. Ante nosotros tenemos una dificultad que quizá no resulta tan obvia, ¡no todos los mosquitos se alimentan de sangre! Así es, no todas las especies de estos dípteros son vampiros, la mayoría se alimentan de néctar y otros más son cazadores de otros insectos. De hecho, sólo las hembras de ciertos miembros de la familia Culicidae son hematófagas (se alimentan de sangre) y sólo lo hacen para poder reproducirse.

Hembra de Anopheles stephensi alimentándose de un ser humano.

Si bien existen otros insectos "vampiros", estos no se encuentran en ámbar del Mesozoico (la era de los dinosaurios). Podría pensarse que los mosquitos hematófagos son abundantes, pero en realidad sólo se conocen dos fósiles de ámbar con mosquitos vampíricos, uno procede de Canadá y otro de Birmania. El mosquito canadiense (de hace 79 millones de años) tiene dos problemas: no muchos investigadores creen que sea un Culícido (mosquito vampiro) y es un macho (y sabemos que los machos no succionan sangre). El mosquito de Birmania (de hace 100-90 millones de años) es más prometedor pues si es un Culícido confirmado y además es hembra.

Paleoculicis minutus, el mosquito canadiense.

Entonces el problema de tener representado al "prisionero adecuado" es que sólo tenemos un mosquito potencialmente utilizable para extraer ADN, pero nadie se atrevería a dañar al que además representa al Culícido más antiguo del registro fósil.

FUENTES:
Poinar, G. O., Zavortinik, T. J., Pike, T., y Johnston, P. A. (2000). Paleoculicis minututs (Diptera: Culicidae) n. Gen., n. Sp., from Cretaceous Canadian amber, with a summary of described fossil mosquitoes. Acta Geologica Hispanica, 35(1), 119-130.

Borkent, A., y Grimaldi, D. A. (2004). The earliest fossil mosquito (Diptera: Culicidae), in mid-Cretaceous Burmese amber. Annals of the Entomological Society of America, 97(5), 882-888.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Notas cortas: ¿Desde cuándo salta esa pulga en tu petate?

Este es un tema de "quiero saber más", este tema está relacionado a "Lobos, perros y ladridos" siguiendo la temática de los refranes populares. Gracias a todos los que hicieron clic en el botón.

Hay un dicho en México y Centroamérica que reza "De esas pulgas no saltan en mi petate". Esta curiosa frase es una forma despectiva de rechazar una relación de amistad o amorosa. Pero ¿desde cuándo saltan las pulgas en los petates? o mejor dicho: ¿desde cuándo saltan en los huéspedes que poseen?

El mítico lugar donde saltan las pulgas: el petate.

Antes que nada, cabe aclarar que las pulgas son insectos que pertenecen a un grupo propio: el orden Siphonaptera, que significa "tubos sin alas", haciendo referencia a sus características probóscides que usan para picar y chupar sangre y a que a diferencia de muchos insectos, estos no poseen alas. Existen unas 1,900 especies y están especializadas a succionar la sangre de aves y mamíferos (ambos, grupos de animales de sangre caliente).

Esquema generalizado de una pulga y sus partes.

Al ser parásitos, la posibilidad de que se fosilicen es muy reducida. Sin embargo, existen pulgas fósiles. Un grupo primitivo de súper proto pulgas que no podían saltar vivió durante el Jurásico tardío (165 Ma) y Cretácico temprano (125 Ma) en China. Otras pulgas fósiles proceden del Cretácico (122.46 a 112.03 Ma) de Australia pertenecen a la especie Tarwinia australis, que ya era saltarina. El problema con estas pulgas es que los estudios no las encuentran como pulgas verdaderas, sino como proto pulgas.

Pulgas mesozoicas, de izquierda a derecha: la pulga jurásica Pseudopulex jurassicus, la pulga cretácia Pseudopulex magus y la pulga cretácica saltarina Tarwinia australis.

Las pulgas del Cenozoico incluyen a: Palaeopsylla klebsiana y P. baltica encontradas en ámbar de Rusia, Palaeopsylla dissimilis de ámbar alemán, todas del Eoceno temprano (48.6 a 40.4 Ma). Otras pulgas conocidas son Pulex larimeriusRhopalopsyllus sp. de ámbar de República Dominicana que data del Mioceno (30 a 35 Ma).

Paleopsylla, un género de pulgas del Eoceno.

Por todo esto, sabemos que aunque las pulgas existen desde hace al menos 165 millones de años, andan brincando en sus huéspedes desde hace 122 millones de años y en los petates humanos desde hace muy poco.

FUENTES PRINCIPALES:
Whiting, M. F., Whiting, A. S., Hastriter, M. W., & Dittmar, K. (2008). A molecular phylogeny of fleas (Insecta: Siphonaptera): origins and host associations. Cladistics, 24(5), 677-707.

Krasnov, B. R. (2008). Functional and evolutionary ecology of fleas. Cambridge: Cambridge University Press.

Huang, D., Engel, M. S., Cai, C., Wu, H., & Nel, A. (2012). Diverse transitional giant fleas from the Mesozoic era of China. Nature, 483(7388), 201-204.

miércoles, 17 de julio de 2013

Notas cortas: Paleoentomología forense

¿Paleo qué? Entomología forense. ¿Pero qué es la entomología? Es la ciencia que estudia a los insectos y cuando le añadimos forense, estamos hablando de un campo de estudio interesante, detectivesco. Uno en el que el científico, el hombre de los bichos, determina cuándo murió un organismo del que ahora se dispone únicamente de un cadáver. Pero ¿cómo lo hacen? Se basan en la sucesión ecológica (los cambios en la estructura de la comunidad) de los insectos que llegan a poblar un cadáver. Dado que se conocen los ciclos de vida de los insectos y los distintos estadios de desarrollo, un entomólogo podrá determinar cuándo murió cierto animal o persona con rangos de error bastante reducidos.

Sucesión de insectos en un cadáver en descomposición.

Pero ¿por qué la fascinación de los paleontólogos de añadir la raiz -paleo (antiguo) a todo? Bueno, es para distinguir la ciencia que estudia lo moderno de la que estudia lo fósil. Esta distinción no es gratuita, sino que parte de la observación y experiencia que TODO en el registro fósil se estudia de forma distinta a como se estudiaría algo moderno. Por ejemplo, no podemos llamar entomología forense al estudio de las marcas de masticación dejadas en huesos de mamíferos fósiles por insectos carroñeros. ¿Por qué? Porque no tenemos al insecto fósil y no conocemos su ciclo de vida exacto. Al añadirle paleo, estamos implicando que se estudia de forma distinta. Y es precisamente lo que sucede con estudios de este tipo.

La paleoecología a diferencia de la ecología, no se vale de mediciones directas, sino de inferencias indirectas, como por ejemplo el estudio de los isótopos estables. En este ejemplo se muestra un diente (izquierda), las muestras en serie tomadas del diente (centro) y su relación con la determinación de regímenes climáticos (derecha).

Uno bastante interesante ha sido publicado este mes y trata del estudio de las marcas dejadas por antiguos insectos en huesos de las patas de caballos, bisontes, camellos y otros mamíferos en el famoso yacimiento de Rancho La Brea, en los Ángeles, California. Los autores del estudio llevaron a cabo experimentos para saber qué grupos de insectos carroñeros hacían las marcas y concluyeron que los responsables fueron escarabajos derméstidos y tenebriónidos. Pero no sólo eso, sino que determinaron que dado que estos insectos son de climas cálidos-secos, la mayor acumulación de fósiles de vertebrados se daba durante la época seca y que los cadáveres permanecían sin ser sepultados por el agua y la brea de cuatro a cuatro meses y medio.

Arriba, falange proximal de caballo fósil sin daños por derméstidos, fotografía por Heath Paul Barnes. Abajo, falange proximal de caballo de Rancho La Brea con daños por derméstidos (modificado de Holden et al. 2013).

El estudio de las interaciones ecológicas de estos escarabajos con los cadáveres podrá proveer de herramientas a los paleontólogos para saber cómo era el clima y cuándo eran enterrados los animales que ahora estudian en forma de fósil.

FUENTE:

jueves, 14 de febrero de 2013

Parejas fósiles

Hoy es 14 de Febrero y en todo el mundo se celebra el día del amor. Y qué mejor que una nota sobre enamorados antiguos para este día.

Empezamos con este fósil de una pareja de jóvenes que fue enterrada junta en una posición que sugiere que estos individuos tenían algún tipo de conexión sentimental que sus parientes quisieron que se llevaran al otro mundo. Este hallazgo procede de Hakemi Use en el distrito Bismil de la provincia de Diyarbakir, en Turquía y según los investigadores representa el ejemplo más antiguo en el mundo de un entierro de una pareja humana de amantes, pues data de por lo menos 8,000 años, durante el mesolítico, una época de transición entre la antigua cultura de cacería nómada y el establecimiento de asentamientos humanos y el origen de la agricultura. El hombre tenía una edad de unos 30 años, mientras que su pareja femenina tenía apenas 20 años. El descubrimiento se llevó a cabo en 2007. Algunos arqueólogos discrepan sobre que estos restos correspondan a una pareja, aunque otros entierros similares sugieren que si lo fueron. Ahora se espera llevar a cabo un análisis de ADN antiguo para verificar que no hayan sido parientes.

Figura 1. El hallazgo más antiguo de una pareja en abrazo ha sido bautizada como "los amantes de Turquía".

Otra pareja de amantes descubierta en 2007 fue encontrada en Mantua, a unos kilómetros de Verona, Italia y data de entre hace 5,000 a 6,000 años de antigüedad, durante el Neolítico, la época que antecede al Mesolítico en la que ya existían asentamientos humanos que practicaban la agricultura. Estos amantes difieren de los de Turquía en un aspecto clave: están enterrados cara a cara en una postura mucho más íntima en la que además, uno de los amantes tiene la mano cerca de la boca del otro como silenciando, al tiempo que el otro extiende su brazo gentilmente para tocar a su pareja a un costado del abdomen. Esta pareja fue bautizada como los amantes de Valdaro, aunque se los conoce además como Romeo y Julieta porque la ciudad de Mantua fue elegida por Shakespeare como uno de los escenarios de su novela homónima. Se estima que esta pareja no tenía más de 20 años de edad cuando murió y que la mujer medía apenas 1.60 m de altura.

Figura 2. Los amantes de Valdaro, conocidos también como Romeo y Julieta.

Otra pareja encontrada en un entierro no tan antiguo es la hallada en 2011 en Modena, Italia. Esta pareja a diferencia de las anteriores, sostiene sus manos en un apretón amoroso final. Se cree que el cráneo de la mujer estaba originalmente de frente al de su pareja, como en el caso del entierro de Valdaro, pero que factores externos produjeron que su cara rotase hacia una posición diferente. Este hallazgo es de apenas 1,500 años de antigüedad y los restos se muestran bastante litificados (convertidos en roca); se cree que este proceso se inició por las arcillas provenientes de una inundación del río Tiepido. El hallazgo no es una tumba única, sino que está en un complejo funerario, quizá un cementerio, donde se han encontrado otras 11 tumbas adicionales, pero ninguna en pareja. Estos restos muestran que Italia es la capital del amor sepulcral.

Figura 3. Los amantes de Modena. Esta tumba ha sido nombrada como "la Tomba degli Amanti" (la tumba de los amantes).

Ahora pasemos al amor no humano, parejas de la misma especie que han sido encontradas en un último momento de intimidad.

Comencemos con la evidencia más antigua y directa de cópula en el registro fósil, consta de varios pares de tortugas de la especie Allaeochelys crassesculpta, halladas en el famoso sitio "Messel Pit", en Alemania, conocido por sus bellos y completísimos fósiles de animales preservados en detalle. Estos fósiles de 47 millones de años de antigüedad, fueron descritos en 2012 y representan el hallazgo directo de cópula más antiguo, data del Eoceno, una época de oro para los mamíferos y reptiles del Cenozoico. Las tortugas en cópula destacan además porque el macho es más pequeñito que la hembra y aporta evidencias sobre el dimorfismo sexual en esta especie, pues desde años se conocían restos fósiles diversos que incluían individuos completos. Otra de las cosas que destacan es que las tortugas no se hubiesen apareado en aguas turbias o predispuestas a un rápido enterramiento y fosilización, sino que estas románticas parejas buscaron aguas someras y cristalinas, el estudio de 2012 sugiere que las tortugas fueron envenenadas lentamente vía epidérmica por los gases tóxicos que emanaban del lecho del lago, producto de actividad volcánica. Estas parejas son parientes cercanas de la actual tortuga boba papuana (Carettochelys insculpta), la última de su familia.
Figura 4. Una de las parejas de tortugas Allaeochelys crassesculpta de la laguna de Messel.

Ahora tenemos una pequeña parejita de invertebrados, se trata de fósiles de ácaros (parientes diminutos de arañas, escorpiones y otros artrópodos del grupo de los arácnidos) en ámbar del Eoceno, de hace unos 40 millones de años. La especie a la que corresponden es Glaesacarus rhombeus y son los primeros y únicos ácaros capturados en el acto de procrear. Este hallazgo fue publicado en 2012 y lo curioso de estos pequeñines románticos es que la hembra es más grande que el macho y además era ella la que controlaba la cópula mediante un par de apéndices en el extremo final de su cuerpo.

Figura 5. Ácaros del Eoceno apareándose.

Además de las tortugas y los ácaros, tenemos muchos otros ejemplos de invertebrados in copulito (en el acto del apareamiento). Por ejemplo:

Figura 6. Moscas carroñeras de hace 25 millones de años en ámbar de República Dominicana.

Figura 7. Mosquitos apareándose en ámbar de República Dominicana.

Y estas son las parejas más famosas del registro arqueológico y paleontológico.


¡FELIZ DÍA DEL AMOR!









miércoles, 13 de junio de 2012

Súper pulgas Mesozoicas


A inicios de este año, se publicó en la famosa revista Nature un artículo1, donde se describen fósiles de un excelente grado de preservación, procedentes de China que son las pulgas más grandes que se hayan encontrado hasta hoy.

Figura 1. Reconstrucción de una pulga de este estudio (Pseudopulex magnus).



Las pulgas son un grupo de insectos parásitos que se alimentan principalmente de sangre, misma que obtienen perforando la piel de sus huéspedes con un aparato bucal modificado a manera de punzón succionador. Existen cerca de 1,900 especies de pulgas modernas, adaptadas a parasitar mamíferos y aves (ambos de sangre caliente). La talla actual de estos hexápodos va de 1 a 10mm de longitud total.

Figura 2. Pulga típica (Ctenocephalides canis).

El registro fósil de las pulgas es obscuro y sus orígenes inciertos. Las más antiguas se situaban en el período Cretácico superior, hace unos 65 millones de años y son de aspecto moderno. Se han encontrado fósiles de pulgas de hace 144 millones de años (Cretácico inferior), pero su identidad no ha sido plenamente corroborada por los especialistas, por lo que se sospecha que posiblemente no son representantes de este grupo de insectos.

Figura 3. Tarwinia australis, una supuesta pulga del Cretácico descrita en 1986.

El hallazgo de pulgas más antiguas y mucho más grandes que las modernas, por parte del Dr. Michael Engel y sus colegas de la Universidad de Kansas, en Lawrence ha suscitado exaltación entre los paleoentomólogos, que ahora pueden estudiar la morfología primitiva de estas pulgas e indagar más en el pasado y la historia natural de este grupo biológico.

Figura 4. Dr.  Michael S. Engel, paleoentomólogo coautor del estudio.

Los hallazgos del Dr. Engel proceden de dos localidades fosilíferas distintas, ubicadas en China. La primera data del Jurásico medio, de hace 165Ma y se ubica en la provincia de Daohugou. La segunda localidad es del Cretácico superior de hace 125Ma y se sitúa en la provincia de Huangbanjigou. Las pulgas encontradas en estos sitios miden entre 8 y 21mm, talla que supera con creces el promedio de las pulgas modernas.

Figura 5. Tamaño de los fósiles pulgas del Mesozoico, sostenidos por el autor principal del artículo, el Dr. Huang Diying.

Los investigadores encontraron además, que estas pulgas son diferentes a las modernas en un aspecto crucial: no podían saltar. El hecho de que estos chupa sangre prehistóricos no pudieran saltar de huésped en huésped haría que su estrategia de diseminación fuera diferente a la de las pulgas modernas, teniendo que emboscar a sus desprevenidos hospederos para poder aferrarse a ellos. A este respecto, el Dr. Engel piensa que estos insectos quizá se “escondían en la periferia y luego se arrastraban con esfuerzos hacia el nuevo huésped para alimentarse por breves períodos de tiempo, antes de aferrarse a otro nuevamente”.

Figura 6. Árbol de relaciones de parentesco entre las pulgas del Mesozoico de este artículo y otras pulgas e insectos.

Las pulgas están preservadas en caliza de una forma espléndida, pero esto no nos dice nada sobre una cuestión importante: ¿a qué tipo de organismo parasitaban estos gigantes? La respuesta podría ser meramente especulativa, de no ser por el exquisito grado de preservación de las piezas bucales, mismo que permite su estudio y la determinación del grupo de organismos que, con mayor probabilidad parasitaron estos bichos. En este caso, el Dr. Engel señaló que “las piezas bucales tienen una capacidad de penetración dérmica demasiado alta para haber sido usadas en la piel de los mamíferos y aves de la época”, aunque “realmente parecieran tan duras que están especializadas para abrirse paso en piel muy gruesa, tal como la de los dinosaurios”, a esto el Dr. Huang comenta: (estas) “pulgas antiguas tenían pelos más duros, garras fuertes y sifones para chupar la sangre más largos, permitiéndoles chupar la sangre de los dinosaurios”.
  
Figura 7. Pulgas gigantes del Jurásico de Daohugou. a-f, taxón sin nombre, "A". g-i, Pseudopulex magnus. a) Individuo hembra, espécimen 154244b. b) Acercamiento a los pelos de la pata de 154244b. c) Acercamiento a la antena de 154244b. d) Acercamiento a las partes bucales de 154244b. e) Individuo macho, espécimen 154245. f) Acercamiento a las piezas bucales, tórax y cabeza de 154245. g) Individuo hembra, espécimen 154247ª. h) Acercamiento de la antena de 154247ª. i) Acercamiento a las piezas bucales de 154247ª. Barra de escala en a, e y g de 2mm. Barra de escala en d, f, h & i de 1mm. Barra de escala en b y c de 500μm. La: Laciniae (parte del tubo que perfora en la piel del huésped); Lp: palpos labiales (parte de la boca que ‘toca’ y censa la piel del huésped), Si: sifón (parte que succiona la sangre del huésped).

El equipo de investigación concluyó que las pulgas en realidad evolucionaron para alimentarse de dinosaurios y que, con el tiempo, adoptarían como nuevos huéspedes a los sobrevivientes a la extinción en masa K/T, donde perecieran sus antiguos hospederos. George Poinar, paleoentomólogo de la Universidad Estatal de Oregón, quien no estuvo involucrado en el estudio, comentó que la única forma en la que podremos estar realmente seguros es encontrar fosilizada a una de estas pulgas en el acto de succión en la piel de sus huéspedes. Como fuere, el hallazgo no deja de sorprender por su calidad y clarificación de los orígenes de las pulgas, esos molestos bichos modernos.

Figura 8. Pulgas gigantes del Cretácico de Huangbanjigou. a-d, taxón aún no nombrado, “C”. a) Individuo macho, espécimen 154249a. b) Acercamiento a las partes bucales de 154249a. c) Acercamiento a la genitalia de 154249a. d) Individuo hembra, espécimen 154250a. Barras de escala en a y d de 2mm. Barra de escala en b y c de 1mm. Gc: Gonocoxito (placas para aferrar a la hembra) y Gs: Gonostilo (estilete del macho para insertar esperma en la hembra). 



Literatura referida
1Huang, D., M. S. Engel, C. Cai, H. Wu & A. Nel. 2012. Diverse transitional giant fleas from the Mesozoic era of China. Nature. 7388(483) 201-204pp.