miércoles, 30 de septiembre de 2020

ADN en resina ¿es posible un Jurassic Park?

 Recién acaba de salir publicado un estudio en la revista PloSONE sobre el potencial de preservación de ADN en resina vegetal natural. Y desde luego, los medios de comunicación perdieron la cabeza y anuncian triunfantes que Jurassic Park es posible. Pero ¿Qué hay de cierto en esto?

Ámbar usado en joyería.

Bien, el estudio se titula "DNA from resin-embedded organisms: Past, present and future" (ADN de organismos atrapados en resina: pasado, presente y futuro".  Y el trabajo suena muy bien, hasta que uno se percata del detalle de que todos los análisis de recuperación de ADN viable (es decir, legible) es precisamente de organismos en RESINA.

Resina vegetal moderna.

Y ¿Eso qué Palaeos? ¿Acaso los fósiles en ámbar no están en resina? Bueno, no. Esa es la cosa. La resina es el material NO fosilizado, el moderno vaya. Su forma compactada y más polimerizada (alterada químicamente de tal forma que se forman más enlaces químicos que en la resina original) es el copal. Y precisamente, estudios donde trataron de recuperar ADN de copal han demostrado que este nuevo polímero desnaturaliza el ADN, haciendo su extracción prácticamente imposible. En términos más prosaicos: ya no hay nada de ADN.

Copal sin pulir y listo para ser usado como incienso. Los mexicanos en día de muertos usamos copal con estos fines.

Ya habíamos escrito al respecto en el blog ¡en 2013! (clic aquí para ver la nota). Y es que, en aquel 2013 ya se había intentado extraer ADN de material no tan viejo (es del Holoceno, que fiasco) y no se tuvo éxito. Y este nuevo estudio (el del 2020) demuestra que sí se puede extraer y amplificar ADN de resina... Sí, pero en el paso siguiente el ADN quedará arruinado (y contaminado) y ni hablar de cuando se forme el ámbar. Pero procedamos mejor a contar que sí encontraron. Analizaron dos piezas de resina con insectos, unos escarabajos curculiónidos (conocidos con el nombre común de gorgojos). Estas piezas tenían una antigüedad de dos y seis años.

Muestras de resina de la planta Hymenaea verrucosa, recolectadas en Madagascar. El año indicado corresponde a la antigüedad de las piezas (los análisis se hicieron en 2019). Tomado de Peris et al. (2020).

De estas muestras lograron obtener una cantidad más o menos grande de ADN original. Pero cabe hacer notar que fue considerablemente menor a la cantidad de ADN extraído de escarabajos montados (esos que se ponen con alfileres y se guardan en colecciones entomológicas). Y si comparamos la resina de 2017 contra la de 2013, la cantidad obtenida en esta última es considerablemente menor.

Concentración de ADN obtenido de escarabajos montados (barra azul), la muestra de resina de 2017 y 2013 (naranja) y una muestra de resina conservada en cloroformo (morado). Tomado de Peris et al. (2020).

Esto no tiene tan buen aspecto como parece. Pues la cantidad de 2017 comparada con la de 2013 es ya un indicio que entre más vieja la resina, menos ADN se encontrará. Y pues, luego está el estudio del copal de 2013. Y es que, los autores son demasiado optimistas en sus conclusiones, pues dicen lo siguiente (traducido): Nuestro objetivo fue explorar los límites potenciales de la preservación de ADN en resinas y el desarrollar un protocolo estandarizado de extracción para estas muestras, que podría garantizar verificación de ADN fósil independiente y no ambigua, siguiendo los procedimientos de autenticación para la investigación de ADN, pero aplicados a muestras más modernas por el momento. O sea, tu objetivo es pintar una casa de bermellón pero apenas y miraste un catálogo de pinturas. Pero no todo es gris, no. Resulta que los autores de este estudio señalan que el método usado en 2013 y que obtuvo resultados negativos (bueno una secuencia muy pequeña) es probablemente un efecto de haber disuelto la pieza con cloroformo. Y su muestra de resina tratada con cloroformo demuestra que en efecto, este compuesto arruina el ADN.


¿Qué esperamos para el futuro? Que los autores analicen copal y posteriormente ámbar y que puedan encontrar ADN. Y es que, eso sería genial. Y no para pavadas de clonar dinosaurios, no. Lo interesante sería que el estudio del ADN preservado en ámbar puede responder muchas interrogantes evolutivas y dar mayor resolución a las filogenias (sobre todo de artrópodos). Y como científico, espero realmente estar 100% errado en mi pesimismo y que puedan encontrar ADN en futuras muestras.

Fuente:

Peris D, Janssen K, Barthel HJ, Bierbaum G, Delclòs X, Peñalver E, et al. (2020) DNA from resin-embedded organisms: Past, present and future. PLoS ONE 15(9): e0239521. 

martes, 29 de septiembre de 2020

¿Los pterosaurios eran calvos?

 Hace un par de días salió una noticia escandalosa: que se había comprobado que los pterosaurios ¡no tenían plumas! Y el furor recorrió las redes sociales. ¡Habíamos sido timados! Pero ¿Qué había de cierto en todo esto? Sin poder leer los artículos científicos de viva mano, no podía emitir ninguna clase de juicio. Había que esperar. Afortunadamente, un alma caritativa los compartió con su servidor y por fin pude ver de qué va el asunto.

Izquierda: ¿nueva? interpretación. Derecha: visión actual del integumento de los pterosaurios. Obra de Megan Jacobs de la Universidad de Portsmouth.

Bien, comencemos comentando la imagen que acaban de ver es una terrible y errada interpretación del artículo en cuestión. El mismo no dice que los pterosaurios fueran calvos. Lo que dice es que los filamentos descubiertos en 2018 (con fecha editorial de 2019) no son plumas, sino que son simples picnofibras descompuestas (ahondaré más en eso en seguida). Si quieren saber de qué va esto, les recomiendo un video del canal.


Bien. El artículo escandaloso fue publicado en Nature Ecology & Evolution, bajo el título "No protofeathers on pterosaurs" (Los pterosaurios no tenían protoplumas). Y acá viene el primer pormenor del mismo: NO ES un artículo de investigación original. Es un híbrido entre una carta de opinión (un formato válido en ciencia) y una revisión. Los autores del estudio básicamente critican el trabajo de Yang y colaboradores del 2019 y su fundamentación clave reside en argumentar que los filamentos reconocidos por los autores antes mencionados son en realidad filamentos simples y que la ramificación de los mismos es producto del amontonamiento de filamentos y de descomposición de los mismos (aunque luego dicen que son actinofibrillas en descomposición y no integumento real). Y a continuación proceden a citar otros trabajos donde se ven filamentos descompuestos que se ramifican. Y acá hay algo más que sospechoso: todos esos artículos son de los autores del estudio. Y si bien la autocita se permite, es muy sospechoso que seas el único que ha encontrado eso. Los autores de la crítica (porque insisto, no es un artículo de investigación donde se empleen nuevos métodos para reexaminar los fósiles) además, ponen dos fotos en su artículo, mismas que no tienen etiquetas, ni se aprecian de forma clara.

Traduzco el pie de figura: Fig.1.| Estructuras integumentarias en Sordes pilosus, PIN-2585/36 (Instituto Paleontológico de Moscú). a, La región interna del quiropatagio (nota: ese término no es válido, se llama pteropatagio) adyacente al cuerpo, anterior a la pelvis. La superficie epidérmica obscura y ligeramente granular en la superficie del integumento (et) cubriendo el torso (t) contrasta con la superficie epidérmica (ep) del integumento formando la región proximal del quiropatagio (c). Mucho de la epidermis que cubría el quiropatagio está perdida, exponiendo las actinofibrillas (ak) densamente empaquetadas, ahora, ligeramente descompuestas. En la izquierda, mucho del quiropatagio ha sido retirado, dejando algunas actinofibrillas incompletas y numerosas fibrillas finas (fb) de las que las primeras están compuestas. ri, costilla. b, Cinco actinofibrillas (1-5), seccione cortas que están parcialmente desdobladas (por ejemplo, x-y), exponiendo las fibrillas en la parte proximal del quiropatagio. Las actinofibrillas tienen aproximadamente 60-80 μm de diámetro, antes de desdoblarse, las fibrillas tienen menos de 5 μm de diámetro. Parches de la epidermis se preservan como manchas irregulares obscuras. Barras de escala, 1 mm (a) y 0.1 mm (b).


Bueno, no sólo esa figura no dice nada en relación al tema a trata, desviándose hacia las actinofibrillas (que son el material que compone el pteropatagio de los pterosaurios y que le da su rigidez); sino que además confunde términos y mezcla cosas (diciendo que las picnofibrillas son en realidad actinofibrillas descompuestas). Esta es sin duda una de las peores figuras que he visto en mucho tiempo (peores que las mías jaja). El texto de menos de 1 cuartilla, explica que simplemente lo encontrado por Yang y colaboradores no es lo que ellos vieron. Pero no ofrece ninguna observación que lo corrobore (y eso que los autores tuvieron acceso a los ejemplares). Honestamente esperaba más y algo que fuera revolucionario. Eso sí, los autores del artículo original (Yang y colaboradores) respondieron a esta carta.


En ella rebaten las críticas de Unwin y Martill y principalmente contra el argumento de que la variedad de filamentos observada por ellos es sólo fruto de descomposición. Yang y colaboradores indican que la descomposición de las fibras no produce unidades discretas y que en su lugar, deberíamos observar estados intermedios, que precisamente, no están. Y que además, donde están los filamentos ramificados (las plumas en etapa 2 y 3) también se tiene el mayor grosor de los paquetes de filamentos, lo cual no sería lo que ocurriría si fueran filamentos simples en descomposición. Además, Unwin y Martill dicen que la presencia de melanosomas (corpúsculos subcelulares con pigmentos) y de queratina, es evidencia de contaminación; pero Yang y colaboradores indican que estas evidencias están sólo en las zonas con filamentos y no en la matriz, por lo que, desde luego no se trata de contaminación por putrefacción. Y finalmente, el argumento de que las fibras observadas son en realidad actinofibrillas descompuestas queda descartado cuando Yang y colaboradores presentan una fotografía donde se aprecia claramente qué es qué.

Fotografía en la respuesta de Yang et al. donde vemos la diferencia clara entre picnofibrillas y actinofibrillas. Las primeras son homólogas a las plumas, las segundas son parte de la estructura interna de la membrana alar.

En resumen. El artículo de opinión de Unwin y Martill no está bien fundamentado y no desemboca un cambio de paradigma como los medios lo mencionan. Es una queja válida, pero que, como toda idea en ciencia, debe ser puesta a prueba y Yang y colaboradores ofrecen evidencia y argumentos que precisamente, responden a las inquietudes de Uwnin y Martill. Este es un proceso natural y completamente válido en ciencia. Aquí lo malo fue que los medios consideraron que la carta de Unwin y Martill reflejaba algo nuevo (que además exageraron) y no fue el caso. El estado del arte actual, nos dice que el trabajo de Yang y colaboradores se sigue sosteniendo. Así que no, los pterosaurios ni están calvos, ni dejaron de tener plumas simples.

Fuentes:

Unwin, D.M., Martill, D.M. No protofeathers on pterosaurs. Nat Ecol Evol (2020). https://doi.org/10.1038/s41559-020-01308-9

Yang, Z., Jiang, B., McNamara, M.E. et al. Reply to: No protofeathers on pterosaurs. Nat Ecol Evol (2020). https://doi.org/10.1038/s41559-020-01309-8


domingo, 27 de septiembre de 2020

Mitogenomas de mastodontes revelan procesos de dispersión

No me canso de decirlo pero cada que veo un estudio genético con fósiles recuerdo que cuando estuve en la carrera todo el mundo me decía que era imposible y que de tratarlo, perdería el tiempo. Da gusto saber que en realidad sí es posible extraer y analizar ADN antiguo (e incluso hasta reconstruirlo in vitro). Y este post va de eso, del estudio del ADN antiguo, conservado en fósiles y que revela cosas que antes, no se sabían.

Mastodontes en Alaska bajo una aurora boreal. Arte de Julius Csotonyi.

En este caso estamos hablando de ADN extraído de fósiles (huesos y dientes) de mastodonte americano (Mammut americanum), una especie de proboscídeo característico de zonas forestales de América del Norte durante el Pleistoceno (aunque llevaban en el subcontinente desde antes). Con este ADN se logró reconstruir la historia de los individuos que compusieron la muestra. Esta constó de 122 muestras de las que, sólo de 33 se logró reconstruir el mitogenoma completo.

Esqueleto de mastodonte. Fotografía de Ryan Somma.

Por si no lo saben el mitogenoma es la información genética completa del único "cromosoma" que portan las mitocondrias. Estas se heredan vía materna en los mamíferos y otros vertebrados, por lo que su estudio es una ventana directa al linaje materno.

Las mitocondrias (aquí en esquema digital) no sólo son la "fuente de poder" de las células, sino que además, nos cuentan la historia del linaje materno, guardada en su genoma.

Y el estudio de este linaje dio como resultado un agrupamiento en seis grupos distintivos. De los que destacan los procedentes de Alaska y del noreste de los Estados Unidos. Además de un pequeño grupo de dos ejemplares cuya geografía es curiosa, pues uno es de México y su pariente más cercano es de Alberta, Canadá. Esto sugiere o que los mastodontes del oeste de Estados Unidos y México eran del mismo linaje y formaban una metapoblación discreta, o que (como casi siempre) nos falta información para saber si este es el caso.

a) Procedencia geográfica y b) análisis filogenético de los mastodontes del estudio de Karspinski y colaboradores. Los colores denotan los diferentes linajes detectados.

Y la cosa se pone interesante cuando se observa con detenimiento las edades radiométricas de los ejemplares y se colocan bajo la lente de los cambios climáticos. Pues resulta que los mastodontes de Alaska muestran a una población que se encontraba presente durante el Sangamoniano, un lapso interglaciar cálido como el que vivimos actualmente, pero que se extinguió al iniciar un nuevo ciclo glacial hacia los 85,000 años antes del Presente. Pero además, el estudio muestra que esta zona fue recolonizada por mastodontes de nuevo y que éstos probablemente fueran descendientes que sí pudieron desplazarse al sur para sobrevivir en zonas menos inhóspitas.

c) y e) Condiciones interglaciares durante el Sangamoniano (ca. 120,000 años AP). d) y f) Condiciones durante glaciaciones menores posteriores (ca. 80,000 años AP). Note que en f) se aprecia la recolonización de Alaska por parte de mastodontes del sur. Tomado de Karpinski et al. (2020).

Esto corrobora lo que otrora sólo fuera una idea sin apoyo de la evidencia, que algunas poblaciones animales se desplazaban al sur cuando las condiciones del norte de América eran demasiado inhóspitas y que eventualmente, nuevos individuos recolonizaban estas áreas una vez que las condiciones no eran tan extremas. Queda aún la duda de dónde pasaron "el rato" (de milenos) estas poblaciones de mastodontes. No hay más que esperar futuros estudios.


Fuente:

Karpinski, E., Hackenberger, D., Zazula, G., Widga, C., Duggan, A. T., Golding, G. B., ... & Druckenmiller, P. (2020). American mastodon mitochondrial genomes suggest multiple dispersal events in response to Pleistocene climate oscillations. Nature Communications, 11(1), 1-9.

sábado, 12 de septiembre de 2020

¿Primer? oso de las cavernas congelado

Hoy tenemos muy buenas noticias para los apasionados de la vida prehistórica y en particular a los amantes del Pleistoceno, pues se ha descubierto el primer oso cavernario (Ursus spelaeus) congelado. Y como mencioné en los videos de mamíferos congelados, no es que estos organismos estén en un bloque de hielo transparente como en las caricaturas. En realidad, están congelados en el suelo que, al tener gran cantidad de agua, se solidifica en una estructura llamada "permafrost" y acaba formando una paleta de lodo con cadáver sorpresa.

Cadáver de oso cavernario en permafrost. Fotografía: NEFU.

El nuevo ejemplar procede de la Isla Gran Liajovski, que está localizada en el ártico, entre el mar de Láptev y el mar de Siberia Oriental.

Ubicación de la Isla Gran Liajovski (marcada con una temblorosa X).

En un análisis preliminar, los restos parecen proceder del periodo interglacial Karginsky, con lo que tendrían una edad de entre 22,000  y 39,500 años antes del Presente. Esta edad aún estaría por confirmarse con análisis de radiocarbono (clic aquí para saber cómo funciona ese método de fechamiento radiométrico).

Isla Gran Liajovski. Fotografía: Alexander Oboimov.

El cadáver exhumado representa un ejemplar adulto completo. De este, la parte diagnostica es el gran labio inferior característico de los osos.

Ejemplar adulto procedente de la Isla Gran Liajovski. Fotografía: NEFU.

Los restos fueron descubiertos por pastores de caribúes y fueron entregados a investigadores de la North-Eastern Federal University (Universidad Federal del Noreste) o NEFU. Y serán analizados junto con (agárrese de su asiento) un cadáver de cría de oso cavernario que fue descubierta previamente en Yakutia (Siberia continental), de la que su existencia fue revelada apenas recién con esta otra noticia. 

Detalle de la cabeza del oso. Fotografía: NEFU

Así que ahora no tenemos sólo uno, sino dos osos, un adulto y una cría. Y dado que aún está pendiente su estudio, su estatus como "osos de las cavernas" puede quedar en entredicho, pues podría tratarse de otra especie. Esto porque el hocico del adulto parece ser demasiado largo y angosto, así como su talla aparenta ser mucho menor de lo esperado. Sólo análisis futuros nos podrán decir si realmente se trata de esta especie o de un oso pardo pleistocénico.

Cría de oso procedente de Yakutia. Fotografía: NEFU

De cualquier forma, estos hallazgos son los primeros que se hacen (y reportan) de úrsidos en permafrost que conservan tejidos blandos, pues antes, se conocía la existencia de esta especie por huesos y dientes más "tradicionales". Así que no queda si no esperar con ansias esos nuevos estudios.

jueves, 10 de septiembre de 2020

God of War... Pero en dinosaurio

¿No les dije en el post previo que estamos en la era dorada de la investigación de los dinosaurios? Mencioné además que se describen nuevas especies muy a menudo. Y ¿qué creen? Pues que de eso va este post, de un nuevo dinosaurio descrito.

Cráneo de Beg tse. Tomado de Yu et al. (2020).

Este nuevo dinosaurio fue nombrado Ba Sing Se Beg tse y su nombre deriva del dios de la guerra mongol Beg-tse. Fue descubierto a 14 kilómetros de la ciudad de Tsogt-Ovoo en las "camas rojas" descubiertas por primera vez por las famosas expediciones Mongol-Soviéticas que tuvieron lugar entre 1946 y 1949. Dichos lechos fosilíferos corresponden a la Formación geológica Ulaanoosh, que tiene una edad de entre 94 y 113 millones de años, por lo que Beg tse data del límite entre el Cretácico Temprano y el Tardío. El holotipo de la especie (IGM 100/3652) consiste de un ejemplar con cráneo y partes del esqueleto.

Imagen de google earth de la Formación Ulaanoosh.

Este nuevo dinosaurio pertenece al grupo de los Ceratopsia, el mismo donde encontramos formas como Psittacosaurus y Triceratops. Pero se incluye en el grupo más avanzado, el de los Neoceratopsia, donde encontramos formas como Aquilops, Protoceratops y desde luego a la corona familiar: los Ceratopsidae. La importancia de Beg radica en que es el neoceratopsio más basal conocido a la fecha y además es el más antiguo encontrado en Asia. Esto sugeriría que la historia evolutiva temprana del grupo es más compleja de lo que se pensaba. Sobre todo porque su morfología es aún más primitiva que la de los miembros más basales previos, conocidos del Aptiano de China y América del Norte. Lo cual apunta a un origen asiático del grupo.


Análisis filogenético de los Ceratopsia incluyendo a Beg tse (en verde). Modificado de de Yu et al. (2020).

Descubrimientos como este, van llenando poco a poco nuestro hueco de conocimiento sobre el origen de algunos grupos de dinosaurios más diversos y mejor conocidos que aparecieron posteriormente. Esperemos que se descubran más y más neoceratopsios basales para saber cuál es la cuna geográfica de este grupo de dinosaurios cornudos.

Fuente:
Yu, C., Prieto-Marquez, A., Chinzorig, T. et al. A neoceratopsian dinosaur from the early Cretaceous of Mongolia and the early evolution of ceratopsia. Commun Biol 3, 499 (2020). https://doi.org/10.1038/s42003-020-01222-7

martes, 8 de septiembre de 2020

Nuevo "dragón dormido", una nueva especie de ornitópodo basal

Hoy estamos viviendo en la era dorada del estudio de los dinosaurios, cada poco tiempo se descubren nuevas especies y hace poco, llegó una nueva especie que difiere del panorama general de estos nuevos taxones descritos en que se trata de ejemplares completos.

Holotipo de Changmiania liaoningensis. Tomado de Yang et al. (2020).

La nueva especie recibió el nombre: Changmiania liaoningensis. Su nombre significa "el del sueño eterno de Liaoning". El holotipo (PMOL AD00114) es un esqueleto completo y articulado. Y además, se le refiere un segundo ejemplar (PMOL LFV022) igualmente completo. Éstos datan del Cretácico temprano, de hace unos 125-129 millones de años y proceden de la famosa Formación Yixian. Y fueron recuperados de las proximidades de la ciudad de Beipiao.

Ejemplar PMOL LFV022. Tomado de Yang et al. (2020).

Además de que obviamente son ejemplares completos y articulados, estos fósiles poseen algo interesante señalado en rojo en las fotografías previas: poseen gastrolitos preservados. Estos elementos son rocas tragadas por los dinosaurios para auxiliar en la trituración de los alimentos en su aparato digestivo.

Gastrolitos preservados de Changmiania liaoningensis. Tomado de Yang et al. (2020).

Y por si aún no estabas impresionado, los autores del estudio señalan que la posición de los esqueletos así como la composición de la roca en la que se encuentran fosilizados corresponde con una madriguera. Y tras analizar la anatomía de estas criaturas, se concluyó que como Oryctodromeus cubicularisChangmiania liaoningensis también era una especie que excavaba madrigueras. La anatomía de este dinosaurio cuadra con ello, pues posee un cuello corto y robusto, miembros delanteros fuertes, rematados en escápulas alargadas, que hacían de sus patas delanteras aptas para los movimientos propios de la excavación, lo mismo que con las patas traseras.

Reconstrucción del aspecto en vida de Changmiania. Obra de Carine Ciselet.

Los análisis filogenéticos sugieren que Changmiania era un ornitópodo basal, es decir, uno de los miembros más primitivos del grupo Ornithopoda. Pero además, el análisis filogenético muestra un cambio para Kulindadromeus (especie en la que se basa el patrón de plumaje artístico colocado a Changmiania), que corresponde con su traslocación de ornitópodo basal a un miembro basal del linaje de los marginocéfalos (paquicefalosaurios + ceratopsios). Y en este análisis se rechaza la noción propuesta previamente de que los heterodontosaurios eran en realidad paquicefalosaurios basales (clic aquí para saber de esa noticia).

Análisis filogenético con el nuevo Changmiania (en rojo). En verde, la posición filogenética de Kulindadromeus y en morado, la de los heterodontosaurios. Tomado de Yang et al. (2020).

Este nuevo dinosaurio trae consigo más de lo que uno suele esperar con las nuevas especies de dinosaurios publicadas y sin duda, aporta más datos para conocer mejor el origen del grupo de herbívoros más importante del Cretácico, de los Ornitópodos.

Fuente:
Yang Y, Wu W, Dieudonné P, Godefroit P. 2020. A new basal ornithopod dinosaur from the Lower Cretaceous of China. PeerJ 8:e9832 https://doi.org/10.7717/peerj.9832

lunes, 7 de septiembre de 2020

Curiosa cría de Titanosaurio

Cuando Jack Horner comenzó la tendencia de indicar que las crías y juveniles de algunos dinosaurios podrían no verse en lo absoluto como los adultos de sus especies,  muchos se burlaron. Otros cuantos creyeron que se trataba de un ardid publicitario de su Museo, pero el tiempo le dio la razón (no totalmente, pero sí que tenía razón en varias de sus afirmaciones). Y no es por nada, ya que Horner fue de los primeros científicos de la época del Renacimiento de los dinosaurios en estudiar crías de dinosaurio.

Fotografías del fósil (A) y cráneo (B) del embrión. En C se aprecia un dibujo técnico del mismo y en D y E modelos tridimensionales generados con tomografías. Los colores indican diferentes huesos. Tomado de Kundrát et al. (2020).

Y recientemente se ha publicado lo que quizá sea el cambio ontogenético más radical descubierto en cualquier dinosaurio. Al menos hasta la fecha. Se trata de un embrión fósil de titanosaurio indeterminado que muestra un cráneo con características más que peculiares. Para empezar, presenta una especie de "punta" en el hocico que se conforma de prolongaciones del premaxilar. En esta parte se hipotetiza que existió un recubrimiento córneo (un cuerno, vaya) llamado cuerno premaxilar.

Reconstrucción del aspecto en vida del embrión de titanosaurio. Tomado de Kundrát et al. (2020). La flecha roja apunta al cuerno premaxilar y la azul al diente de huevo.

Pero ¿Qué tiene de raro? Después de todo, hay vertebrados modernos con dicho cuerno, denominado "diente de huevo". Bueno, pues aunque se había descubierto en titanosaurios (y quizá hasta de la misma especie) en Auca Mahuevo, este ejemplar sugiere que el "cuerno premaxilar" no es lo mismo que el "diente de huevo" (véase la imagen previa) y que en realidad dicho diente, que se cae al poco tiempo luego de eclosionar, estaría situado más arriba en el rostro del animal.

Dientes de huevo en diversos saurópsidos. Créditos: Grupo Ornitológico Alcedo, Crocodilian Biology Database, Dwigth Kuhn y Tila.

Y esto sí que sería novedoso, pues ningún vertebrado conocido posee esta peculiar anatomía. Los autores del estudio no especulan sobre la posible utilidad de cuerno premaxilar. Pero indican que éste, estaría presente durante un tiempo después. Su función es desconocida hasta ahora.

Reconstrucción de titanosaurios recién eclosionados. Obra de Christopher Lenin Chávez. Noten la presencia tanto del diente de huevo como del cuerno premaxilar.

Pero ahí no acaban las rarezas, pues al estudiar de forma tridimensional el embrión emergió una cara bastante peculiar. Primero que nada, el techo del cráneo no se osificaba hasta más tarde en su desarrollo, pero el resto de huesos de la cara ya estarían osificados. Además, las narinas serán confluentes (es decir unidas) desde temprano en su desarrollo, pero en vez de estar situadas en la parte alta de la cabeza, se localizaban frente a los ojos. Y eso no es todo, lo más raro es la posición de los ojos, pues éstos indican una visión estereoscópica, al estar orientados hacia el frente. Este saurópodo tenía ojos de primate que, al crecer, se irían orientando a los lados de la cabeza poco a poco.

Reconstrucción de la anatomía craneal del embrión. Note la posición de las narinas entre los ojos y la posición de éstos, viendo directo en nuestra alma. Tomado de Kundrát et al. (2020).

Se desconoce aún la razón de estos peculiares rasgos anatómicos, pero ponen de manifiesto a una cría que no se parece casi nada (al menos en el rostro) a un adulto. Lo cual guiará sin duda la reconstrucción paleoartística futura de este tipo de criaturas. Esperemos que el tiempo, nuevos fósiles y estudios nos puedan dar respuesta de esta curiosa anatomía o expongan nuevas y peculiares rasgos en otros horriblemente hermosos bebés de dinosaurio.

Fuente:
Kundrát, M., Coria, R. A., Manning, T. W., Snitting, D., Chiappe, L. M., Nudds, J., & Ahlberg, P. E. (2020). Specialized Craniofacial Anatomy of a Titanosaurian Embryo from Argentina. Current Biology.