El megalodón (Meg para los cuates, megalodonte para los viejitos) fue el tiburón más grande que haya existido. Este bicho genera mucha controversia, desde su nombre científico válido (Carcharodon megalodon,Carcharocles megalodon e incluso Otodus megalodon), hasta su tamaño (12 a 24 metros de largo)... Pero algo es seguro: se extinguió a finales del Plioceno, aproximadamente hace 2.6 millones de años, aunque a los criptozoólogos no les guste esto.
Posible apariencia (hasta eso se debate de este animal) y talla de megalodón por el artista Chen Yu.
Su extinción es un misterio... O mejor dicho, era. Las hipótesis eran muy diversas e incluían desde catástrofes severas, a un cambio súbito en la composición de sus presas habituales. Sin embargo, un estudio reciente revela pistas sobre su desaparición. Tras estudiar detenidamente los patrones de distribución de la especie, junto con su temporalidad y la idoneidad de hábitat (medida en términos de temperatura del agua), un equipo de investigación concluyó que la extinción de megalodón empezó antes de lo sospechado, desde el Mioceno tardío, hace aproximadamente 6 millones de años (3.4 millones de años antes de lo pensado).
Distribución por edad de megalodón. En el Mioceno temprano surgió este depredador, continuó proliferando hasta el Mioceno tardío, donde comenzó su declive y para el Plioceno ya estaba en vías de extinción. Tomado y modificado de Pimiento et al. (2016).
Esta disminución guarda relación con las temperaturas oceánicas, pero también hay un patrón curioso. Para el fin de sus tiempos, megalodón habitaba en zonas poco óptimas para la especie. Aunque en los medios es frecuente ver megalodones cazando ballenas, la relación presa-depredador es hipotética, es decir, no estamos 100% seguros que megalodón cazara, pero es altamente probable. Además, el declive de megalodón a finales del Mioceno coincide con una baja súbita en la pérdida de diversidad de ballenas, tanto misticetas (con barbas) como odontocetas (con dientes). Dado esto, podemos aseverar que la falta de recursos alimenticios (ya fueran obtenidos carroñeando o cazando), más el cambio climático, fueron los principales factores en la desaparición de este gigante.
En sus últimos días, megalodón vivía en zonas poco adecuadas para la especie. Estas eran su último refugio. Tomado de Pimiento et al. (2016).
Este estudio es el primero en presentar evidencias de distribución, cronología e idoneidad de hábitat para Carcharocles megalodon, esperemos que abra la puerta a nuevos estudios que confirmen o refuten las hipótesis que surgieron de este estudio.
Reconstrucción artística de megalodón cazando ballenas barbadas antiguas. Arte por Jaime Chirinos.
Fuente:
Pimiento, C., MacFadden, B. J., Clements, C. F., Varela, S., Jaramillo, C., Velez‐Juarbe, J., & Silliman, B. R. (2016). Geographical distribution patterns of Carcharocles megalodon over time reveal clues about extinction mechanisms. Journal of Biogeography, 43(8), 1645-1655.
Yo había leído hace poco que la extinción del Megalodon se produjo por competencia con nuevos tipos de depredador, como el Livyatitan. Pero sería raro. Con los blancos siempre están ahí las orcas y no se han extinguido. Supongo que al final del clima y la falta de presa, fueron los factores determinantes. Un buen articulo.
ResponderEliminarGracias.
EliminarSí, parece que el responsable fue el clima. De hecho aún no se ha determinado que Livyatan haya sido superdepredador... Hay hipótesis que señalan que usaba esos dientes como lastre para hundirse. Quién sabe.
Saludos.
Muy interesante nota Roberto. Creo que también es importante señalar que una de las causas de su extinción fueron variables intrínsecas, tales como su enorme tamaño y posible especialización a grandes presas (se que mencionas que no hay evidencias directas de este comportamiento), esto lo volvió más vulnerable a los cambios climáticos que se refieren en el artículo. Aquí dejo otro texto de la misma autora que puede complementar esta idea, saludos.
ResponderEliminarhttps://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4541548/
Pimiento y Balk, Body-size trends of the extinct giant shark Carcharocles megalodon: a deep-time perspective on marine apex predators.
Hola.
EliminarEl artículo está interesante, aunque me parece que estimar tallas a partir de dientes heterodontos monognáticos es algo arriesgado, pero dejando de lado eso, interesante.
La bronca es que no podemos especular sobre la especialización de las presas así de fácil. Tendríamos que hallar evidencias directas, ya que de otro modo entramos en terrenos escabrosos. O será la mala costumbre que tenemos los que trabajamos con mamíferos. :/
En fin. Gracias por el comentario y por el paper, está muy interesante.
Saludos.