domingo, 3 de octubre de 2021

El alga que resultó tiburón

Como recién le conté a mis alumnos de paleontología, la identificación de material fósil no es un asunto de programas o de claves dicotómicas, sino de experiencia y de comparación meticulosa. Sin embargo, no siempre se identifica correctamente un fósil y hace falta que alguien más llegue con una visión nueva a corregir identificaciones incorrectas.

Si bien, existen guías de identificación, estas son muy, pero muy generales y llegan a grupos muy amplios o especies muy bien conocidas.

Esto desde luego, no debe sorprendernos. De hecho, los paleontólogos hacemos esto de forma regular. Y esto es muy bueno, pues así avanzamos hacia un mejor y más completo conocimiento científico. En este sentido, en 2018 se publicó un artículo haciendo, precisamente eso: identificar correctamente un fósil mal identificado en el pasado. El pobrecillo fue el denominado Platylithophycus cretaceus.

Holotipo de P. cretaceus (UNSM IP 16868). Tomado de Bronson y Maisey (2021).

Este organismo había sido identificado originalmente como un alga calcárea y posteriormente, como una "pluma" de calamar. Las plumas de calamar son estructuras internas y vestigios de la concha de estos cefalópodos.

Calamar disectado, con pluma a la derecha (la estructura translúcida).

Sin embargo, resultó ser parte del aparato branquial de un condrictio y posiblemente, un tiburón. Aunque, por la falta de más restos, como los dientes que resultan ser de gran importancia taxonómica, estos restos no se pueden asignar a un grupo de tiburones concreto.



Pero ¿por qué es importante esto? Pues porque este fósil no es único y muchos de sus ejemplares eran usados como material destinado para la docencia, ya que se pensaba eran fósiles sin gran importancia (y es que, uno suele usar fósiles que sabe no son únicos, ya que hay estudiantes que pueden romperlos por accidente, como me sucedió con una benetita del Jurásico). Y además, se tiene la leyenda de que un estudiante sugirió esta novedosa idea, pero no hay registro escrito de ello, por lo que queda como un paleomito bastante interesante.

Para la docencia básica, recomiendo emplear fósiles convencionales e incluso, comerciales. Foto de la NSTA.

Y bueno ¿cómo se dieron cuenta de que era un tiburón? Pues al analizar el tejido, este resultó tener la clásica forma de panal que presentan los cartílagos de tiburones extintos y modernos. A esta estructura se la llama tejido teselado, en referencia a la técnica de mosaico griego de colocar pequeñas piezas coloridas para formar el dibujo del mismo.

1) Tejido teselado de Platylithophycus. 2) Tejido del extinto Libanopristis. 3) Tejido del género moderno Rhizoprionodon, conocidos como tiburones o cazones picudos. Tomado de Bronson y Maisey (2021).

Platylithophycus se conoce únicamente de la Formación Niobrara, localizada en Nebraska, Estados Unidos y que data del Cretácico Tardío (Coniaciano a Campaniano). Y si bien, algunos artistas han asociado espuriamente a este género de tiburón con el ilegalmente extraído tiburón águila de México, no hay NADA que asocie a estos escualos.


Calizas de la Formación Niobrara. Fotografía de James St. Jones.

La historia de Platylithophycus es una que debería ser usada junto con otras para ejemplificar la importancia de no dar por hecho todo en paleontología y que los misterios sí que pueden desembocar en algo importante.

Fuente:
Bronson, A., & Maisey, J. (2018). Resolving the identity of Platylithophycus, an enigmatic fossil from the Niobrara Chalk (Upper Cretaceous, Coniacian–Campanian). Journal of Paleontology, 92(4), 743-750. doi:10.1017/jpa.2018.14

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