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sábado, 25 de septiembre de 2021

La importancia del género Anhanguera en la etimología

El día de hoy, siendo ya noche y leyendo sobre pterosaurios me asaltó un nombre de forma súbita... Fue originalmente el de la familia Anhangueridae, pero decidí darle más relevancia al género que da nombre a la familia: Anhanguera.

Esqueleto de Anhanguera.

Si no estamos familiarizados con la pronunciación de nombres científicos podríamos pensar que estos se pronuncian como se leen en nuestra lengua (español en este caso). O quizá, que están en el lenguaje de la ciencia: el inglés... Pero en ambos casos estaremos en un error.

Los nombres científicos se pronuncian en latín... Pero ¿por qué? Bueno, primero que nada, porque era una tradición entre los naturalistas de siglo XVIII (y un poco antes) el escribir en una lengua muerta para mantener la estabilidad del lenguaje. Después de todo, una lengua muerta no puede cambiar... ¿O sí? Pues esos naturalistas estaban en un error. Pero, vayamos por partes.

Resulta de el lenguaje de los nombres científicos fue el latín, pero ¿qué latín? Pues hay varios. Los naturalistas decidieron seguir el trabajo del erudito, filólogo y lingüista Erasmo de Róterdam quien, en 1528 inició un movimiento de "restauración" de dos lenguas muertas: el latín y el griego. Pero ¡un momento! El latín lo hablaban los curas (latín eclesiástico) y el griego, pues tenía una nación entera de hablantes. ¿De qué me estás hablando Palaeos? Ah, pues de que el latín y griego que Erasmo trató de restaurar no fue el vivo, sino sus formas extintas: el latín de la antigua Roma y el griego de Atenas.

Erasmo de Róterdam.

Es con estos dos ideales de lenguas muertas restituidas con los que la ciencia iniciaría la tradición de pronunciación. Hoy, podemos ver el trabajo de Erasmo "culminado" en el latín que se enseña en los institutos seculares: el latín culto (también llamado latín clásico o de forma despectiva por algunos, como el "restituto", por su nombre alternativo de pronuntiatio restituta). Los que se inscriben a latín son engañados, pues les dicen que este es el latín científico... Lo era... En 1758, cuando Linneo publicó la décima edición de su "Sistema Natural" y los botánicos dominaban el mundo... Pero algo pasó durante la época victoriana, un algo que cambió para siempre la forma de pronunciar latín científico.

Carl Von Linné, o Carlos Linneo, para los cuates.

Durante este tiempo el latín culto se comenzó a mezclar con el latín eclesiástico, pues lo enseñaban principalmente naturalistas que, eran formados por clérigos, principalmente protestantes. Y fue en Inglaterra donde esos protestantes, de la rama de los anglicanos (aquellos que, por ejemplo, formaron a Charles Darwin) añadieron a la pronunciación algunos de los "vicios" del inglés. Vicios que se volverían inseparables gracias a la exportación de la pronunciación científica a los Estados Unidos de América.

El Colegio de Cristo, el lugar donde estudió Darwin y donde le formaron en este latín anglicano para la ciencia.

Gracias a ello, el latín científico dejó de ser erasmiano, se adornó con cirios y cánticos anglicanos y acabó siendo lo que es hoy. Pero ¿cómo podemos estar seguros de eso? Aparte de que esto está documentado en la literatura (e.g. Chandler, 1889), podemos usar los mismos "trucos" que usó Erasmo de Róterdam -y otros filólogos- para buscar entre los nombres la pronunciación más probable.

Y así regresamos al género Anhanguera. Si los pseudoeruditos que defienden un arcaicismo de siglo XVIII están en lo cierto y la pronunciación latina científica es en efecto, erasmiana o "restituta", entonces el género Anhanguera debería pronunciarse más o menos como "an-jan-güe-ra". Sin embargo, así NO se pronuncia este género, sino que se pronuncia "a-ñan-gue-ra" ("gue" como en la palabra española "guerra"). La pronunciación de la h es completamente distinta. Cambia de una "j" a una "ñ".  Y la "gue" que debería ser "güe" en latín clásico y latín eclesiástico, cambia por una "gue" más parecida a la pronunciación inglesa (como en la palabra "tongue", que nunca es "tongüe"). Algo que sólo ocurre en el latín científico moderno (esa mezcla de latín eclesiástico protestante e inglés).

Pero esto no ha acabado si no hacemos una prueba de doble ciego, pues Anhanguera fue nombrado en 1985, cuando la pronunciación latina ya se había "pervertido" a lo que tenemos hoy. Necesitamos por ende, algo que venga directo del siglo XVIII y que se haya pronunciado de una forma en ese tiempo, pero que hoy, haya sido completamente cambiado. Y no hay mejor ejemplo que nosotros mismos... Sí, literalmente. Nuestro nombre científico es la prueba de este cambio. En latín restituto Homo sapiens (nombrado por Linneo en 1758) debería pronunciarse como "jo-mo sa-pi-ens". Y hoy, NADIE lo pronuncia como "jomo", sino con una h muda: "o-mo".

Homo sapiens pintados por otros Homo sapiens en la tumba del faraón Seti I.

Y por si las dudas queremos más evidencias del cambio y de la "infección" latina eclesiástica, podemos recurrir a las vicuñas. Su nombre científico se escribe: Lama vicugna y fue nombrado en 1782 por el jesuita español y naturalista, Juan Ignacio Molina. Este nombre tenía la intención de, como con Anhanguera, emular nombre del animal en el idioma local (siendo el portugués para el pterosaurio). De tal forma que Lama vicugna tenía la intención de pronunciarse como "la-ma vi-cu-ña". La grafía "gn" se pronuncia como la "ñ" española, pero sólo en latín eclesiástico español. Y este latín NO fue el que permeó a la ciencia, sino el anglicano. Por ello, ni en la actualidad, ni en el latín culto se pronuncia "la-ma vi-cu-ña", siempre es: "la-ma vi-cu-gna". De forma similar tenemos nombres como Gnatostomata y Compsognathus que NO son ni "ñatostomata", ni "compsogñatus".

Una vicuña. (CC) papermaker.

Así pues, recordemos que el latín que se usa actualmente en la pronunciación científica es un "Frankenstein" (sí, sé que es el nombre del doctor, no del monstruo) de latín eclesiástico anglicano e inglés. ¿Aún dudan? Pues tenemos el diptongo "ae" que en latín restituto se pronuncia leyendo ambas letras, pero las familias biológicas nunca son "Ca-ni-da-e", sino "Ca-ni-de". Y por si las dudas estaban pensando en invadir el seminario local y estudiar con los sacerdotes ¡No lo hagan! El latín eclesiástico tampoco sirve mucho. Pues nos meterá en la cabeza (como a muchísimos botánicos que tomaron esta nefaria ruta) que la grafía "ti" antes de vocal, como en "Prōnuntiātiō", se debería pronuncia como "ci", llegando al insulto máximo para un amante del latín culto al pronunciar su pronunciación (valga la redundancia) como "pro-nun-cia-cio res-ti-tu-ta", cuando para ellos es como se lee: "pro-nun-tia-tio". De tal forma que las "desinfografías" que circulan "el feis" con sus diseños muy bonitos y coloridos están MAL al afirmar que el epíteto de la cactácea Lepismium houlletianum debería pronunciarse como "ho-ul-le-cia-num". No, su pronunciación NO es eclesiástica, es inglesa, como "ti".

En fin. Si resulta mucho que digerir de un sólo post. No hay problema. Para eso tengo la información en partes.

Primero, el contexto histórico de la pronunciación científica y una breve introducción en el episodio del podcast "¿Cómo se pronuncian los nombres científicos?".

Y segundo, las principales reglas de pronunciación en el video "¿Cómo se pronuncian los nombres científicos? Guía rápida".

Espero que este post y tanto el podcast como el canal ayuden a tu pronunciación de los nombres científicos. Hasta la próxima.