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lunes, 19 de septiembre de 2016

¿Qué tanto alboroto con Psittacosaurus?

Recientemente ha habido mucho alboroto con una escultura de Psittacosaurus sp. que hace poco ha comenzado a inundar la red. Pero ¿qué tiene de raro? Acompáñenme a ver esta triste historia...

La famosa escultura en cuestión, elaborada por Robert Nicholls.

En distintos medios, este hermoso trabajo artístico ha sido 'vendido' como "...most accurate depiction of a dinosaur ever created" (la representación más exacta jamás creada de un dinosaurio). Y que quede claro, la escultura me parece una preciosura y verdaderamente digna de admiración. Pero ¿es el dinosaurio más fiel jamás creado? Muchos lo dudamos.

A gusto personal y considerando muchas cosas, esta escultura de Anchiornis huxleyi del Museo de Ciencia de Hong Kong es más fiel que el Psittacosaurus.

Jaime A. Headden y yo hemos sido de los pocos "herejes" que no creemos que esta sea la representación más fiel que pudo haber sido. Principalmente porque a Psittacosaurus le han puesto "cachetes", carrillos, mejillas y por más que rebusquemos argumentos, simplemente no hay evidencia de carrillos musculares en dinosaurios. Podríamos pasar horas y horas discutiendo y siempre llegaremos a lo mismo: no hay evidencia. Los carrillos o mejillas musculosas son exclusivas de los mamíferos y en dinosaurios se extrapolaron sin pensarse demasiado. La anatomía simplemente no respalda esas estructuras en dinosaurios.

Escultura de Heterodontosaurus tucki por Tyler Keillor. En ella podemos ver el meme de las mejillas de nuevo y sin embargo, no hay evidencia que las sustente. Prometo hablar de mejillas en dinosaurios en otro tema, con más tiempo.

Otros medios simplemente se pasaron de ignorantes y declararon que este dinosaurio es el primero conocido con sus colores originales... ¡Palmazo en la cara! Aunque es cierto que el color de este bicho procede en gran medida del estudio de los melanosomas (pequeños cuerpos con pigmentos en la piel clic aquí para saber más al respecto), Psittacosaurus NO es el primer dinosaurio no aviano con coloración conocida. Hay muchos más que ya conocíamos desde antes, como Sinosauropteryx, Anchiornis (que por cierto aparece arriba en la imagen 2 de este post con dichos colores) y Microraptor.

El encabezado de esta noticia dice "Sabemos de qué color eran los dinosaurios. el Psittacosaurus es el primer paso que hemos tomado para saber la coloración de los dinosaurios"... Menuda patraña.

Dejando de lado todo eso ¿qué más ofrece el modelo de Psittacosaurus? Muchas cosas buenas, pero antes de pasar a ellas, debo señalar una gran, gran frustración: el "uropatagio" (la membrana de piel que se extiende desde el tobillo y prosigue hasta la cola del animal). Ningún otro dinosaurio no aviano ha mostrado esa estructura en sus fósiles. Esto prendió el hype en muchos, yo incluido de esperar a que saliera el artículo científico para leer al respecto de dicha membrana. Llegó tan aclamado día y tras leer el artículo y darle vueltas y vueltas, buscar palabras clave y leer con calma, resultó una de las mayores decepciones de la vida (ok, no, pero casi). El artículo tan esperado que hablaba de la escultura de Psittacosaurus no decía nada, absolutamente nada de la membrana. Aún tengo fe en que próximamente salga un artículo donde se discuta esta membrana, pues sus implicaciones son varias, desde cómo reconstruir dinosaurios, hasta cómo se movían... Esperemos.

Portada del artículo donde aparece nuestra pequeña inspiración para memes de "horror"... El artículo es gratuito y se puede descargar desde este enlace.

En fin, ¿qué más se puede rescatar del artículo? Mucho. Pues al parecer el foco del artículo no es discutir lo que acabo de mencionar en párrafos pasados, sino discutir el patrón de coloración y su implicación. Pues resulta que los autores analizaron el espécimen SMF R 4970 y Bob Nicholls procedió a realizar una de las esculturas más precisas que incluyen pigmentación. Posteriormente, los autores llevaron varias réplicas de la escultura en grises a distintos ambientes naturales con distintas iluminaciones. A continuación un video oficial donde se detalla el proceso (el video está en inglés, aunque se pueden generar subtítulos y traducirlos).


Al comparar los patrones de sombras que se generaron en las réplicas con el del modelo realizado por Nicholls, los autores notaron que el patrón de sombras reconstruidos en el Psittacosaurus a partir de la evidencia fósil es consistente con un animal de hábitat cerrado. En otras palabras, al observar el patrón de sombras deducidas a partir del fósil, se puede saber el tipo de hábitat donde dicho patrón es más eficiente biológicamente hablando.

En la figura número 4 del artículo vemos en los paneles A, B y C el experimento, procesado y resultado de las sombras predichas para un entorno cerrado, como un bosque. En los paneles D, E y F los resultados de un hábitat abierto como una sabana o una llanura aluvial. Y en los páneles G y H la escultura con la coloración inferida de los fósiles con unas líneas sobrepuestas. La línea amarilla predice las zonas más obscuras en el dorso si el animal fuera de hábitat abierto y la línea azul, si fuera de habitat cerrado. Como vemos, la predicción azul es la mejor para la maqueta.

Este es el punto fuerte del artículo y de hecho, los autores sugieren extender este método a otros dinosaurios para poder inferir la coloración. Es decir, hacer el proceso en el sentido contrario a Psittacosaurus; primero hacer el modelo, luego ver dónde caen las sombras y proceder a rellenar el resto con imaginación artística. Para los puristas del arte, esto no será novedoso al extremo y será visto con buenos ojos. Pero para los que hacemos ciencia, nos puede resultar un poco ambivalente. Es cierto que estos patrones de color serían mejor que los que se han inferido basándose únicamente en el poder de la imaginación, en vez de algo meramente artístico, invulnerable a la crítica sesuda, el patrón de coloración se convierte en una hipótesis científica, sujeta de ser puesta a prueba.

Como si viéramos uno de estos vivo... La escultura de Bob Nicholls paseando por un anacrónico bosque.

Sin lugar a dudas, el artículo de Psittacosaurus es novedoso e importante, algo a tomarse en cuenta cuando hablemos de dinosaurios con los amigos. Y a ti ¿qué te pareció el descubrimiento?

"It's Johnny..."

Fuente:
Vinther, J., Nicholls, R., Lautenschlager, S., Pittman, M., Kaye, T. G., Rayfield, E., ... & Cuthill, I. C. (2016). 3D Camouflage in an Ornithischian Dinosaur. Current Biology.


ADENDO:
Los autores en la información suplementaria sí hablan de la membrana... Aunque sigue la decepción, pues no mencionan nada sobre procesos tafonómicos y la asumen ipso facto. Veamos, literalmente dicen:

A particularly unique soft tissue feature of SMF R 4970 is a patagium along the back of each hind limb, running from ankle to the tail. The full extent of the patagium is somewhat obscured by matrix and the overlay of abdominal soft tissue. However, by following the curvature of the exposed posterior margin, it was estimated that the patagium would connect to the tail approximately 10cm behind the illium along the contour where the M. caudofemoralis extends to the greater trochanter.
"Una característica de tejido blando particular de SMF R 4970 es un patagio que corre por la parte trasera de cada pata, va del tobillo a la cola. La extensión completa del patagio es obscurecida parcialmente por la matriz y por el tejido abdominal sobreyaciente. Sin embargo, siguiendo la curvatura del margen posterior, se estima que el patagio conectaría la cola aproximadamente a 10 cm por detrás del íleon a lo largo del contorno, donde el músculo caudofemoralis se extiende hacia el gran trócanter (del fémur)".

Plop...

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Paleoguerra

La guerra, la guerra no cambia nunca. Desde los albores de la humanidad, cuando nuestros antepasados descubrieron que podían matar con rocas y huesos, se ha derramado sangre...

El homicidio es una de esas cosas que caracteriza a nuestra especie y que nos da vergüenza y es, hasta cierto punto un tabú. Aseverar un homicidio a partir de evidencia arqueológica y paleontológica es difícil. Desde la parte conceptual ¿qué es un homicidio? ¿Aplica sólo a Homo sapiens o al resto de los homíninos? Vaya lío. Pero algo es casi seguro (como todo en ciencia), nuestra especie no inventó el homicidio. Tenemos evidencias de esta acción en otras especies humanas y concretamente, la evidencia más antigua e incontrovertible procede de hace 430,000 años en España, donde a un probable Homo heidelbergensis (o individuo muy cercano al linaje neandertal) se le asesinó cuando menos con dos golpazos contundentes a la cabeza.

Espécimen de Homo heidelbergensis(?) con dos golpes contundentes a la cabeza que se hicieron en vida y no muestran signos de haber sanado. Tomado de Gómez-Olivencia et al. 2015.

Este año se publicó en la revista Nature un nuevo estudio que presenta las evidencias más antiguas de homicidios colectivos... Una guerra. El hallazgo se produjo en Nataruk, al oeste del lago Turkana, Kenya y data de hace al menos 9,500 a 10,500 años antes del presente. Los restos incluyen al menos 27 individuos de antiguos cazadores-recolectores con claras evidencias de haber sido masacrados. 

Distribución de los restos humanos de este hallazgo. Tomado de Lahr et al. 2016.

Las osamentas se disponen en un espacio de al menos unos 200 metros cuadrados y todos muestran signos de violencia. Algunos de ellos aún se encuentran en posiciones que recuerdan escenas del crimen modernas y presentan heridas contundentes hacia las zonas de la cabeza, cuello tórax y a veces, heridas defensivas como en brazos, manos y piernas. Las heridas parecen haber sido causadas con armas de piedra y algunas, con vidrio volcánico (obsidiana que aún estaba inserta en el parietal de uno de los individuos). Todo un horror prehistórico. 

Posiciones de los cadáveres y descripción de su estado (en inglés). Tomado de Lahr et al. 2016.

Aunque los científicos no están seguros de las causas de la masacre, lo más probable es que se haya tratado de una disputa territorial, aunque quizá nunca lo sepamos con claridad. Pero algo es seguro, esta es la primer evidencia de "guerra" (sensu lato) en nuestra especie, una que con todo casi no ha tenido momentos de paz duraderos en todo lo que llevamos de historia. 

Fuentes:
Lahr, M. M., Rivera, F., Power, R. K., Mounier, A., Copsey, B., Crivellaro, F., ... & Leakey, A. (2016). Inter-group violence among early Holocene hunter-gatherers of West Turkana, Kenya. Nature, 529(7586), 394-398.
Sala, N., Arsuaga, J. L., Pantoja-Pérez, A., Pablos, A., Martínez, I., Quam, R. M., ... & Carbonell, E. (2015). Lethal interpersonal violence in the Middle Pleistocene. PloS one, 10(5), e0126589.


lunes, 12 de septiembre de 2016

Tirano lento

Gracias a los medios populares como documentales, películas, novelas y demás; la imagen del Tyrannosaurus rex ha sido casi siempre la de un Usain Bolt de los dinosaurios: un animal muy veloz que podía correr. Ya anteriormente en este blog y en otros lados les he comentado que no había evidencia directa de ella y que de hecho, se sospechaba que este animal no podía correr (entendiendo el correr como la acción biológica de levantar todas las extremidades del suelo durante la marcha).

La ahora clásica ilustración del gran Luis V. Rey donde muestra un Tyrannosaurus "galopando" contra un pollo...

Aunque han habido muchos modelos biomecánicos que trataban de estimar la velocidad del "rey" de los dinosaurios, un modelo es eso: una posibilidad y no es evidencia directa. No es que sean malos, por el contrario, son excelentes, pero lo mejor sería tener huellas del proceso de andar de un tiranosaurio rex ¿no? Pues este año se descubrió precisamente eso: un rastro de huellas de un juvenil de T. rex. El hallazgo se produjo en la Formación Lance, del Cretácico tardío (68-66 Ma), en el estado de Wyoming, EUA.

Las huellas del hallazgo. Tomadas de Smith et al. 2016.

Aunque el paper nos indica que el dueño de las huellas era un juvenil y que podría ser de Tyrannosaurus rex o de Nanotyrannus lancensis, hoy estamos casi seguros que el segundo taxón no existe y que es de hecho, erigido a partir de un joven T. rex. Gracias al tamaño de las huellas y a su distancia, los investigadores pudieron estimar la velocidad del animal que dejó las huellas. Sorprendentemente el cálculo arroja velocidades de entre 4.4 Km/h y 8 Km/h... Y esto es notablemente lento cuando se compara con otros terópodos de talla similar.

La bestia del imaginario popular comienza a desaparecer para dar paso a un nuevo paradigma de cómo era y cómo vivía el Tyrannosaurus rex.

¿Significa esto que mi amado tiranosaurio recs azezhino no era un velocista? Probablemente, pero hay que tener en cuenta que esto es sólo una pieza de evidencia y que las cosas en ciencia suelen mejorarse y afinar resultados.

Referencia:
Sean D. Smith, W. Scott Persons, Lida Xing. A tyrannosaur trackway at Glenrock, Lance Formation (Maastrichtian), Wyoming. Cretaceous Research, 2016; 61: 1 DOI: 10.1016/j.cretres.2015.12.020

viernes, 9 de septiembre de 2016

Algunas noticias

Hola que tal estimados lectores, luego de abandonar la página de FB de "Paleontología de vertebrados", avocaré mis esfuerzos en el blog. Llegar a muchos no siempre es productivo, resultó lo evidente: FB está lleno de gente tóxica que sólo busca engrandecer su ego. Y es por ello que mejor, retomo este espacio (que aunque menos leído, tiene lectores de calidad).


Y les traigo algunas noticias atrasadas. Atrasadas en el sentido que se publicaron hace tiempo, pero se les dio poca cobertura mediática. Ya saben, no es el tirrecs y no merecen líneas en los noticieros... Al menos no muchas que digamos.

La primera es un pez fósil que preserva un intestino en espiral. Fue descubierto en Suiza y data del Triásico... Y en realidad no es un pez, sino al menos tres especímenes de tres especies del género Saurichthys.

Reconstrucción artística de Sauricthys (el pez "lagarto"). Ilustración de Alexey Katz.

¿Qué tiene de especial un intestino espiral? Pues que su presencia se desconocía en linajes basales de peces actinopterigios (peces óseos de "aletas radiadas") y no se podía inferir fácilmente por ser una característica que evolucionó varias veces. Estos ejemplos son los más antiguos en el registro fósil de actinopterigios y curiosamente son los intestinos más enroscados conocidos en peces, una anomalía. Los autores del estudio no tienen claro si esto es evidencia de un alto metabolismo y/o de una gran actividad depredadora por parte de este género de peces. Para saberlo se necesita más información. Pero sin duda, es algo bastante notorio y que nos acerca más a la paleobiología del inicio del Mesozoico de los peces.

Izquierda, diagrama de relaciones de parentesco considerando el número de giros del intestino de los actinopterigios basales. Nota: los peces teleósteos no tienen estos giros. Derecha, fotografías de los Saurichthys. En azul el intestino. Tomado de Argyriou et al. 2016.

¡El Antropoceno ataca de nuevo! Para quienes no lo sepan, el Antropoceno es una época propuesta para la escala del tiempo geológico y la colosal mayoría de los paleontólogos y otros científicos del área de las ciencias de la tierra, no es válido. Las razones sobran, pero la más loable es que no tiene evidencia sólida sobre la cuál fundarse. Y aunque ya han habido intentos de definirlo (ver Barnosky et al. 2014), no ha sido aceptado, con el la excusa argumento de que no había evidencia suficiente para fundarlo. Y resulta que un artículo recién publicado presenta esa evidencia "elusiva".

Bienvenido al Antropoceno... Imagen de autor desconocido.

En un artículo publicado en Science, se presenta el compendio de evidencias que soportan al Antropoceno. Van desde los "tecnofósiles" (fósiles de tecnología) hasta la abundancia de esférulas de carbono de origen humano (o mejor dicho, de nuestras actividades), pasando por alteraciones a la geoquímica isotópica de la atmósfera y rematando con alteraciones profundas de los ciclos biogeoquímicos y sedimentarios. Y para muestra un botón.

Cambio en la estructura sedimentaria inducida por humanos. Debajo vemos un sedimento glacial normal y arriba un anómalo sedimento orgánico de vida que no debería estar ahí. ¿Por qué? Pues porque gracias a nuestras alteraciones ahora hay ingreso de materia orgánica antrópica y se genera este nuevo sedimento que además incorpora partículas de carbón, plástico y una firma isotópica anómala; todo ello producto de nuestras actividades. Ergo, el antropoceno sí es detectable.

La cosa es que ahora los científicos debatan sobre esto y se pongan de acuerdo si validar o no este lapso que inicia a mediados de siglo 20 según esta propuesta, por ahí de 1950 para que calce con el "año 0" de la ciencia. A nosotros, los espectadores, no nos queda más que esperar.

¡SLOWPOKE BONUS!
Garantía de lentitud... Se lo entregamos tarde o le devolvemos su dinero... Como en el 2150.


Para no dejar de lado cosas taquilleras y que ya tiene rato que pasaron, pero igual y no se han enterado, le daremos cobertura a esto. Resulta que la evidencia de comportamiento se fosiliza rara, rarísima vez (contrario a lo que los niños pavo quisieran) y en la mayoría de las ocasiones, la evidencia es ambigua. Por fortuna, este no es el caso con este descubrimiento. ¿Pero qué se halló? Huellas niños, huellas. Un nuevo icnogénero (un género dado a huellas fósiles) que se llama Ostendichnus ("huellas ostentosas"). Y es que estas huellas delatan algo que no se había visto: un despliegue sexual; específicamente, un paleo lek... O en términos profanos: una pista de baile de dinosaurios cortejando. Si observamos aves modernas, veremos que algunas de ellas hacen despliegues en arenas (leks) dando patadas al suelo, intentando demostrar que son el macho que deben elegir las avimuchachonas... Ya saben, al carecer de órganos prénsiles para el apareamiento, las aves deben convencer a las hembras de su valía, no como los violadores esos de los mamíferos.

Ejemplo de un lek aviano.

Y en sedimentos del Cretácico de Colorado se encontró evidencia de una de éstas arenas de despliegue. Las huellas son claramente de terópodo (el grupo de dinosaurios al que pertenecen las aves) por aquello de las marcas de las garras, pero son enormes, hasta de 2 metros de largo. ¿Y qué lleva a pensar que son huellas de danza? Pues que por lo general, las huellas sólo marcan los dedos una vez (cuando el animal deja la huella) y éstas tienen la peculiaridad de tener marcados los dedos múltiples ocasiones. ¿Para qué si no para danzar un terópodo pisaría el mismo sitio en repetidas ocasiones, en cada pata? Mi explicación alternativa: tenían lodo en las patas y se las quisieron quitar y vieron que se seguían llenando de lodo y seguían y seguían... Ok, no, mi explicación es basura, quedémonos con la de los científicos expertos mejor.

Reconstrucción artística de las huellas encontradas. Ilustración de Xing Lida. Tomada del artículo original (cita 3).

Fuentes:

- Argyriou, T., Clauss, M., Maxwell, E. E., Furrer, H., & Sánchez-Villagra, M. R. (2016). Exceptional preservation reveals gastrointestinal anatomy and evolution in early actinopterygian fishes. Scientific reports, 6.

- Waters, C. N., Zalasiewicz, J., Summerhayes, C., Barnosky, A. D., Poirier, C., Gałuszka, A., ... & Jeandel, C. (2016). The Anthropocene is functionally and stratigraphically distinct from the Holocene. Science, 351(6269), aad2622.

- (cita 3) Lockley, M. G., McCrea, R. T., Buckley, L. G., Lim, J. D., Matthews, N. A., Breithaupt, B. H., ... & Xing, L. (2016). Theropod courtship: large scale physical evidence of display arenas and avian-like scrape ceremony behaviour by Cretaceous dinosaurs. Scientific reports, 6.